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lunes, 26 de noviembre de 2012

El potingue o RKT


Como se hace el RKT



Tengo familia en EEUU, más concretamente en Alaska, y gracias a ellos desde hace muchos años tenemos recetas de postres y chucherías típicas de allí (ahora, gracias a internet es sencillísimo acceder a ellas, pero hace 20 años era otro cantar). Una de esas delicias es una mezcla de nubes y cereales. Toda mi vida lo he llamado “el potingue” y, cuando algún amigo me ha pedido la receta, siempre se ha referido a ella por el mismo nombre.


Hace relativamente poco tiempo descubrí que este “potingue” se utilizaba con bastante frecuencia en la repostería creativa, pues es muy ligero (en cuanto a peso), se puede modelar y forrar con fondant y da muchísimo juego, amén de estar absolutamente delicioso. Este “potingue” es en realidad el famoso rice krispies treats o RKT (seguramente cuando mi prima lo hizo la primera vez utilizaría este nombre, pero como para que una niña de 10 años se acordara…). En EEUU lo comercializan en bolsitas individuales y se hace con los famosos malvaviscos de color blanco cuyo sabor nada tiene que ver con las nubes de aquí.


En las recetas que he visto por internet, se suele hacer en el microondas, pero yo aquí voy a poner la receta que siempre hemos hecho en casa, la misma que en su día me dio mi prima.


He de decir que jamás he pesado los ingredientes, todo lo hago a ojo, pero recuerdo que mi prima nos dijo que para 20 esponjas (recordad que las esponjas eran alargadas, grandecitas, no como ahora que las encuentras de todas las formas y colores) se debía utilizar aproximadamente medio paquete de cereales. 


INGREDIENTES


Nubes (yo utilizo siempre las de Alcampo, bolsas de 200 gramos. Las blancas acaban siendo fondant y las rosas terminan siendo “el potingue”).


Mantequilla.


Leche.


Cereales Krispies (los de los tres duendecillos). Los podéis hacer con los de chocolate también.


PREPARACIÓN


En una cacerola echamos la mantequilla (para 100 gramos de nubes, fácilmente se le pueden echar cuatro cucharaditas de las de café). Ponemos las nubes junto con la mantequilla (o bien primero fundimos un poco la mantequilla y luego agregamos las nubes). Se tiene que poner a fuego no muy alto porque las esponjas se queman con mucha facilidad. Vamos removiendo continuamente para que no se pegue ni se queme y se vaya fundiendo.


Llega un momento en el que las esponjas están más derretidas y pegadas entre sí, como un mazacote. En ese momento, agregamos un chorrito de leche, muy poquito, una o dos cucharaditas aproximadamente, lo suficiente para que se deshaga el mazacote que se ha formado y ayudemos a que se fundan mejor.


Cuando estén fundidas del todo, retiramos la cacerola del fuego y vamos añadiendo los cereales poco a poco, porque para añadir más si vemos que nos falta siempre hay tiempo, pero lo que no vamos a poder hacer es añadir más esponjas derretidas.


Al final nos encontraremos con una mezcla pegajosa en la que veremos “hilitos” de la nube fundida entre los granitos de arroz inflado. Esa sería la consistencia que hay que buscar. Hay que tener en cuenta que cuando se enfría se endurece muchísimo.


Lo pasamos a un molde de cristal (por ejemplo, un pirex) y lo extendemos con las manos. Si lo queremos utilizar para modelar, éste es el momento, después se queda muy duro y para según qué cosas no podremos hacerlo. Otra opción es dejar que se endurezca y después cortarlo con un cuchillo para darle la forma deseada. O, simplemente, dejar que enfríe un poco y… ¡¡a comer!! Madre mía, esto es casa es un peligro, yo soy peor que los niños y es empezar y no parar… ¡¡Tenéis que probarlo!!


Os dejo el link a mi primer video tutorial!! Perdonad los fallos, es que es el primero!! La cantidad utilizada son 45 gramos de cereales, no tenía más, pero le faltaba más cantidad, quizá con unos 55 o 60 gramos hubiera quedado mejor aun. Espero que os sea de utilidad…

sábado, 24 de noviembre de 2012

El bizcocho de chocolate más rico del mundo

Tarta militar de chocolate

Hace mucho tiempo que no escribo en el blog, lo tengo bastante abandonado, pero como ya sabéis, desde mayo hay un nuevo miembro en la familia y si un niño ya te quita tiempo, os podéis imaginar el tiempo que queda cuando son dos. Y he tenido mucha suerte y tengo un niño que, aunque es un brutote y no para mientras está despierto, suele dormirse varias veces al día y como muy tarde a las nueve y media ya está muerto de sueño.

Pero ese no es el motivo de esta entrada, quería compartir con vosotros este descubrimiento que estoy segura que hará que cambiéis de tarta preferida. Creo que es la tarta de chocolate más deliciosa que he comido nunca. Queda jugosa, tierna, con un sabor a chocolate muy intenso y que no necesita relleno ni almíbar de ningún tipo. La descubrí por casualidad en el blog de Lara, del equipo de Tartacadabra y me decidí a hacerla en el cumpleaños de mi tío. Quería hacerle una tartita especial con motivos militares (él era militar) y me apetecía probar un bizcocho nuevo. Y este es… sin palabras.


INGREDIENTES

210 ml de café caliente

90 g de cacao en polvo

210 ml de agua fría

375 g de harina para bizcochos (en inglés: "cake flour")*

2 cucharadillas de bicarbonato

½ cucharadilla de levadura química

¾ cucharadilla de sal

225 g de mantequilla

450 g de azúcar

4 huevos grandes (L)

1 ½ cucharadillas de extracto de vainilla

*para obtener este tipo de harina sustituye 65 gramos de harina por maicena

Lo primero es precalentar el horno a 175 o 180 grados.

Después mezclar y tamizar la harina con la maicena, el bicarbonato, la levadura y la sal.

En un bol echamos la mantequilla (que deberá estar a temperatura ambiente) con el azúcar hasta obtener una mezcla esponjosa y homogénea.

Después mezclamos el café con el cacao hasta que se no haya grumos y añadimos el agua. No os preocupéis, la tarta no sabe en absoluto a café, pero no os podéis imaginar cómo potencia el sabor del chocolate.

Se añaden los huevos uno a uno (también deberán estar a temperatura ambiente). Yo echo uno, lo integro bien y después añado el siguiente. Se añade el extracto de vainilla y después se va echando una parte de harina y otra parte de cacao y se va me batiendo hasta que se integra todo. Lo hago con una maquina de varillas eléctrica.

Engrasar el molde con mantequilla y harina, añadir la masa y hornear durante aproximadamente 40 minutos (también depende del horno). Pinchad con un palillo y si sale limpio el bizcocho está listo.  

Con estas cantidades, da para un buen bizcocho. Yo en este caso lo hice en un molde rectangular de unos 27 centímetros.

Como digo, queda riquísimo incluso sin relleno. Yo sí lo rellené en este caso porque era para un cumpleaños, pero de verdad que no hace falta. ¡Probadlo y se convertirá en vuestro nuevo bizcocho de chocolate favorito!
Así quedó la tarta de chocolate de Whimsical. Realmente buena, rellena con un buttercream de merengue suizo con confitura de frutos rojos.

Aquí os dejo la entrada de Lara en su blog: Bizcocho de chocolate de Whimsical

viernes, 28 de septiembre de 2012

Estivill se retracta




Bueno, he estado un tiempo alejada del blog, los dos peques requieren muchas atenciones y estoy disfrutando de cada momento que paso con ellos. Pero algo que lei ayer me ha hecho sacar un huequito y escribir estas líneas.

Ayer por la noche, mientras me ponía al día en facebook tras dormirse mis niños y terminar de estudiar, me encontré con la noticia de que Estivill (el famoso Eduard Estivill, autor del archiconocido libro Duérmete niño y del que ya he hablado en otra ocasión) había concedido una entrevista a El País en su edición digital en la que, entre otras cosas, afirma que las directrices que dio en su libro no pueden aplicarse a niños menores de tres años. ¿Perdone? No he leído el libro completo, pero sí partes del mismo y en ningún momento indica eso, es más, llega un punto en el que advierte a los padres de que cuanto más tarden en aplicar el método, peor, más difícil resultará (lógicamente, cuanto más mayor es el niño menos intención tendrá de someterse a semejantes directrices y, sino, que pruebe a hacer esto con un adolescente de 15 años).

Pero merece la pena que os ponga aquí la parte en la que recula:

"Recientemente hemos publicado el libro 'A dormir', que es la actualización de los conocimientos sobre el sueño de los niños. En él, explicamos unas normas para enseñar a dormir a los niños correctamente respetando la lactancia materna, de hecho los estudios científicos que hemos publicado en la revista española de pediatría han sido realizados en niños con lactancia materna a demanda. En el cerebro de los niños existe un grupo de células que es nuestro reloj biológico. Es el que nos indica que hemos de dormir de noche y estar despiertos de día. Como otras estructuras del cerebro de los niños, este reloj biológico es inmaduro al nacer. Por esto los niños duermen a trocitos y no pueden dormir de un tirón las horas nocturnas hasta los seis meses de edad. Las normas que explicábamos en 'Duermete niño' eran para los niños a partir de los tres años que tenían el denominado 'insomnio infantil por hábitos incorrectos'. Estas norma no pueden ser aplicadas en los niños más pequeños por esta inmadurez de su reloj biológico. Hay que realizar otras rutinas respetando la lactancia materna a demanda para ir enseñando a este reloj biológico a sincronizarse con el medio ambiente y así llegar de seis meses con un sueño nocturno adecuado de unas once horas y tres siestas diurnas: una después del desayuno, una después de la comida y una después de la merienda. En nuestro libro 'A dormir' explicamos estos nuevos conocimientos científicos y damos las pautas adecuadas para que el niño, siguiendo la lactancia a demanda, pueda ir estructurando adecuadamente su sueño."

En primer lugar, bravo!!!, parece que se ha dado cuenta de que el método Estivill era totalmente incompatible con una buena lactancia materna. Las tomas nocturas son importantísimas para regular la producción. Con lo que este hombre nos comentaba en el libro, el bebé estaría sin comer toda la noche, ¿no? ¿Y que pasa con la lactancia a demanda?

En segundo lugar, eso de que las normas que explicaban en el libro no pueden aplicarse a menores de tres años es algo nuevo, esto no lo ponía en su libro, en el cual afirmaba lo siguiente:
"En definitiva, no debéis ayudar a vuestro hijo a dormirse, es decir, no debéis tomar parte activa para lograr que concilie el sueño. Ha de aprender a hacerlo solo y cuando tiene menos de 6 meses (los bebés mayores de 6 meses que aún no han adquirido un buen hábito del sueño suelen padecer insomnio. Si es el caso de vuestro hijo, no sufráis; en el capítulo IV “volver a empezar” os explicamos cómo enseñarles), se le puede enseñar a hacerlo de cualquier manera. Se conformará con que las cosas estén tal como estaban cuando se durmió: su cuna, su mantita, su muñeco, su chupete… Cuando se despierte, y ya sabéis que lo hará varias veces, notará que todo está como siempre (…) y volverá a conciliar el sueño sin más problema. Y vosotros, por supuesto, a dormir tan ricamente."

Este párrafo está sacado del propio libro, editorial DeBolsillo, en la página 39.

En tercer lugar, eso de que con seis meses el bebé tendrá un sueño nocturo de unas once horas y además tres siestas me parece crear unas espectativas que no tienen por qué cumplirse y que puede generar en los padres incertidumbre: "Estivill decía que debía dormir once horas a los seis meses y no es así, duerme 9" o lo contrario "duerme 14" o "pues mi hijo no duerme tres siestas"... Mi hija con seis meses no dormía once horas por la noche. Es ahora que tiene dos años y medio y sigue sin hacerlo. Duerme toda la noche del tirón, si se despierta, al dormir conmigo, me nota cerca y vuelve a dormirse tan ricamente y no tienen ningún tipo de trastorno extraño... pero no duerme once horas. Cada niño es un mundo y de ahí que se hable de medias, porque habrá niños que duerman 9 horas y habrá otros que duerman 16 y los dos están sanos y no tienen ningún problema.

Y en cuarto lugar.... qué curioso que esto salga a la luz cuando publica el libro "A dormir" con nuevas actualizaciones sobre las pautas de sueño de los bebés. Claro, se conoce que se ha dado cuenta de todas las investigaciones científicas que se están llevando a cabo sobre el sueño de los bebés y los efectos que tiene sobre ellos a medio-largo plazo el dejarles solos, llorando. Y, se ve también, que está comprobando que cada vez hay más padres a los que les huele raro eso de no coger a tu hijo cuando llora o permanecer impasible aunque le veas golpearse o vomitar (hombre, si vomita, lógicamente le limpias, faltaría más, pero sigues en tus trece).

En fin, al menos algo hemos mejorado, los bebes pueden dormir tranquilos hasta los tres años...


Si quereis ver la entrevista entera, la tenéis aquí.

jueves, 9 de agosto de 2012

Las opiniones de Adriana Abenia

Ayer por la noche, una amiga compartió con un grupo de chicas un artículo de opinión que había encontrado, escrito por Adriana Abenia (presentadora que estuvo un tiempo en Sálvame), sobre la lactancia materna. Decidí entrar a leerlo, aunque sabía de antemano que no iba a gustarme el contenido.

No me equivocaba. He de decir que ayer por la noche no pude terminar de leerlo, lo dejé a la mitad en un estado tal de cabreo e indignación que hasta hiperventilaba. Hoy lo he podido finalizar, aunque me salía la mala leche por cada uno de los poros de mi cuerpo.

En fin, en el susodicho artículo, esta mujer da su opinión sobre la lactancia materna prologanda y lo que para ella supone tener que ver según qué comportamientos (una madre amamantando a sus hijos) cuando está comiendo (hasta se le ha llegado a hacer indigesta una comida, qué mala esa madre, por favor). Adriana no dará el pecho, dará el biberón, pero no por estética, sino por una  "clara desnaturalización o sentido de civilización", ¡¡toma ya!!

Por supuesto que todo el mundo es libre de escribir sobre lo que considere (eso mismo estoy haciendo yo ahora mismo) pero, por favor, qué menos que un poco de información previa, más que nada para que los demás no tengamos que leer semejante cantidad de sandeces.
Por partes:
1) Las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud) con respecto al tiempo que se ha de dar el pecho son claras: 6 meses en exclusiva y hasta los dos años con alimentación complementaria. A partir de los dos años, todo el tiempo que la madre y el bebé quieran. Por si la señorita Abenia no lo sabe, la edad de destete del ser humano está comprendida entre los 2 y los 7 años.
2) Por supuesto que existen lugares habilitados para dar el pecho, pero amamantar es un acto que puede realizarse en cualquier lugar público o o privado. Me parece increíble que no le parezca mal que se lleven faldas que parecen cinturones anchos y escotes hasta las rodillas y, sin embargo, le siente mal ver cómo una madre saca sus "ubres" para dar de comer a su retoño. Impresionante. Imagino que no hara topless ni le gustará que otras lo hagan... pobrecita, debe pasarlo fatal en verano.
3) No me siento capaz de comentar nada sobre la comparación que hace con mendigos e indígenas, porque se la ve claramente afectada.
4) No se da el pecho porque el cartón de leche sea más o menos caro. Cualquier padre y madre pagaria cualquier cosa por darle lo mejor a sus hijos. Por suerte, lo mejor que se le puede dar es gratis.

Sé que me dejo cosas por comentar, porque desde luego no tiene desperdicio, pero mi hijo me reclama, así que voy a sacarme una ubre para darle de comer.

Aquí os dejo el artículo en cuestión...

miércoles, 1 de agosto de 2012

Semana mundial de lactancia materna

Hoy, y hasta el 7 de Agosto, se celebra la semana mundial de lactancia materna, con el lema Comprendiendo el pasado - Planificando el futuro. Esta celebración se lleva a cabo en más de 170 países y su finalidad es fomentar la lactancia materna y mejorar la salud de los bebés en todo el mundo.

La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses (desgraciadamente, y como ha alertado esta asociación, sólo un tercio de los bebés del mundo tienen lactancia materna hasta el sexto mes) y después, con la introducción de la alimentación complementaria, recomiendan que se continue con ella mínimo hasta los dos años de edad y, a partir de ahí, hasta que el niño y la madre lo deseen.

Con la Semana Mundial se conmemora la Declaración de Innocenti, formulada por altos cargos de la OMS y el UNICEF en agosto de 1990 con el fin de proteger, promover y respaldar la lactancia materna.

Mi pequeña aportación es esta, mi hijo mamando al poco de nacer, algo increible que nos ha unido de una manera muy especial:

jueves, 19 de julio de 2012

El frenillo

Una de las cosas que más me gustaron del nacimiento de mi hijo, es que no nos separamos en ningún momento. Tuve ocasión de tenerle sobre mi desde el primer instante y se enganchó al pecho a los quince minutos de haber nacido. Fue increíble, porque no sentía ningún dolor. Es cierto que con mi hija también pasó eso, al principio no sentía nada, pero la primera o la segunda noche ya tenía el pezón del pecho derecho hecho una pena.

Con él nada de esto pasaba. Mamaba muy frecuentemente, más que mi hija, aunque a mi no me importaba lo más mínimo tenerlo pegado a la teta las 24 horas. Cuando le ponía al pecho, movía mucho la cabeza, hacia adelante y hacia atrás y hacía movimientos con la lengua, como intentando agarrar el pecho pero sin poder hacerlo. Al final, encontraba la posición y mamaba bien. Iba ganando peso correctamente y creciendo con normalidad. Salió del hospital con 2500 y a los dos días ya había recuperado los 200 gramos que había perdido. A la semana, pesaba casi medio kilo más y había crecido tres centímetros.

Sin embargo, ese cabeceo que tenía en ocasiones y esos movimientos que hacía con la lengua me tenían muy mosqueada. Sin embargo, mi hijo tenía ya un mes cuando pude contárselo a su pediatra, que es una consultora de lactancia certificada (IBLCL - International Board Certified Lactation Consultant por sus siglas en inglés). Ella lo que hizo fue confirmar mis sospechas: mi hijo tenía frenillo.

Pero, ¿qué es el frenillo? ¿En qué puede afectar el frenillo a la lactancia materna?

El frenillo es una membrana mucosa que se encuentra debajo de la lengua y que dificulta los movimientos normales de la misma, pues ésta se queda anclada.

He de reconocer que no tenía experiencia previa con los frenillos ni me había formado sobre ellos. Es cierto que antes de nacer mi hijo había estado leyendo sobre el tema, pues al parecer es más común de lo que se cree (antes era rutinario el eliminar los frenillos cuando los niños nacían y por eso, quizá, había menos casos, pero ahora no se hace) y quería estar informada para poder detectar los signos si mi hijo lo tenía. Seguramente sea por eso que se encendió una lucecita de alarma prácticamente desde la primera toma de mi niño. Pero como estaba aumentando bien de peso, lo dejaba pasar.

El frenillo en bebésAñadido al cabeceo y al movimiento de la lengua, fue otro aspecto el que me hizo acudir cuando él cumplió el mes, a la pediatra. Mi hijo tenía muchísimos gases. No ocurría en todas las tomas, pero en muchas de ellas, era terminar y ponerse fatal. No es que sea un niño que proteste mucho, pero se retorcía, se encogía y pasaba ratos bastante regulares. Ella examinó una toma y se fijó en un primer signo de un posible frenillo: un chasquido de la lengua. Cuando mi hijo mamaba, la lengua se le iba para atrás debido al frenillo y eso producía un chasquido. Para evitar este punto, me recomendó que le diera el pecho lo más reclinada posible (si era tumbada, mejor que mejor, es más, la mejor postura en estos casos es la postura “a caballito”) para que el peso del pecho no recayera sobre el mentón y dificultase la toma.

Cuando maman, los bebés mueven la mandíbula hacia adelante y hacia atrás, pero para mi hijo, ese movimiento hacia adelante ya resultaba difícil de por sí y si, además, tenía que soportar el peso del pecho... peor aún. De ahí el chasquido. 
Otro aspecto a tener en cuenta era la cantidad de veces que mi hijo se atragantaba. Según me comentó la pediatra, los bebés que tienen frenillo suelen atragantarse más a menudo que los bebés que no lo tienen. Esto también se solucionaba en gran medida con la postura, si lograba darle de mamar a caballito o él tumbado sobre mi, le resultaría más difícil atragantarse (siempre hay más posibilidades de que un líquido se vaya por otro lado cuando estás tumbado boca arriba que cuando estás sentado) y la toma sería mucho más eficaz.
Después de esto, le exploró concienzudamente la boca. Le observó los labios y vio que tenía una ampollita en el labio superior. Esta ampollita no tiene por qué significar algo malo necesariamente en la forma de agarrar el pecho, pero, según me dijo, normalmente suele indicar que están realizando más fuerza para agarrar el pecho de la que deberían. Vamos, que puede ser un primer indicador de algún tipo de problema (mi hija lo tuvo los primeros dos o tres meses y yo tuve muchos problemas también. Seguramente ella tendría algo de frenillo, pero, no tuve la suerte de contar con alguien con experiencia cerca y tuvimos que pasarlo de aquella manera). Le palpó debajo de la lengua y el paladar y me comentó que tenía un lado de la lengua más flexible que el otro y que, probablemente cuando nació, le resultaría muy difícil levantar la lengua. Al mes, gracias a la lactancia, había conseguido hacer más flexible el frenillo y ya la elevaba algo más. Añadido al frenillo, tenía el problema del paladar muy elevado, que le hacía más difícil mamar.

¿Qué le pasaba a mi hijo? Al tener frenillo y no poder realizar correctamente todos los movimientos con la lengua necesarios para mamar como debería, las tomas que hacía no eran demasiado efectivas y seguramente estaba tomando más leche “del principio” que “del final”. La lecha inicial es más rica en lactosa y, por lo tanto, más difícil de digerir. Esto provocaba que él tuviera muchos más gases. Por suerte, contaba con su hermana, que también mamaba a la vez que él, lo que favorecía el reflejo de eyección y él se beneficiaba de una lactancia más “fácil” que si ella no estuviera.
Debido a que ni él ni yo estábamos teniendo problemas graves con la lactancia (él estaba ganando peso muy bien y yo no tenía dolores de ningún tipo), lo único que me aconsejó fue cambiar la postura para darle el pecho y volver a los diez días para hacerle un control de peso.
El aumento de peso es mayor del que ellos ya dan por bueno (que según me dijo es de 20 gramos al día, mi hijo coge unos 50 gramos diarios) y él está feliz y contento, así que de momento no hay motivo para operar. En principio, si no hay problemas con la lactancia, no suele haber problemas con el habla o la alimentación.
Sin embargo, no todos los casos son iguales y hay frenillos que dificultan muchísimo la lactancia. Puedes provocar grietas en las madres, poco aumento de peso del bebé, baja producción de leche al no realizarse la estimulación de forma correcta o justo al contrario, una producción excesiva, provocando ingurgitaciones mamarias.
De ahí que, cuando se ve algún síntoma similar a estos, se deba descartar primero que exista frenillo. Hay ocasiones en las que nuestro pediatra o médico no está familiarizado con estos temas (yo he tenido muchísima suerte en este sentido al ser ella una fuerte defensora de la lactancia materna) pero hay muchísimos grupos de apoyo y asesoras que los diagnosticarán sin ninguna duda.

Muchos pediatras, antes de comprobar si existe frenillo, mandarán un biberón de apoyo y se comenzará con la lactancia mixta que conllevará al final a una lactancia artificial completa. ¿Por qué? Porque a los bebés con frenillo les resulta mucho más sencillo tomar un biberón que hacer una toma de pecho, no tienen que realizar los mismos movimientos con la lengua. Por eso se nota tanta mejoría cuando se pasa del pecho al biberón (el bebé deja de llorar, queda saciado, coge peso muy rápidamente, etc.). Sin embargo, el problema del frenillo seguirá estando ahí y, si se trata de un caso de frenillo grave, puede llegar a dificultarle la pronunciación de determinadas consonantes como la erre o bien el niño puede llegar a necesitar aparato dental. Es decir, el frenillo no solo afecta a la lactancia materna. Hay muchos casos en los que, hasta que se opera el frenillo, el bebé debe tener un suplemento de biberón porque, lógicamente, no puede mamar por un impedimento físico, pero tenemos que saber que se puede amamantar a un bebé con frenillo.

En esta página hay un artículo muy completo sobre el frenillo. Muy interesante para tener más conocimientos al respecto y saber que no hace falta renunciar a la lactancia materna cuando nuestro hijo tiene frenillo.  

martes, 17 de julio de 2012

El nuevo miembro de la familia


Hace ya dos meses que hay un nuevo miembro en la familia y aun no he escrito nada sobre él ni sobre las circunstancias en las que vino al mundo. Creo que ya es hora de hacerlo, ¡que él se lo merece!

Mi hijo nació el 11 de mayo a las 17:45. Fue un parto inducido, debido a que no estaba aumentando de peso y el pobre tenía medidas de un bebé cuatro semanas más pequeño. Todo el embarazo fue en esa línea, todas las medidas indicaban que nacería delgadito, pero las últimas semanas estuve más controlada, con monitores prácticamente cada semana y con ecografías cada semana o diez días para ir mirando el peso. El día 9 de mayo fue el último día que fui a monitores y en la ecografía me comentaron que el peso estimado era de 2700, bastante delgadito, y que el doppler estaba muy justito, vamos, que no le estaba llegando el alimento correctamente y que, llegados a ese punto, a dos días de cumplir las 40 semanas, lo mejor era sacarlo para que creciera fuera. Tengo que reconocer que me puse muy nerviosa, no era la idea que yo llevaba. Con la experiencia del primer parto, quería que este fuera lo más natural posible y una inducción no era algo muy natural que digamos. Pero lo primero es lo primero y si mi hijo tenía que salir ya, pues había que hacerlo.
Todo el proceso comenzó a las ocho de la tarde del día 10 de mayo, con una gasa de prostaglandinas, que introducen para que el cuello del útero se vaya ablandando. Provoca contracciones, pero eran muy irregulares y no dolorosas, vamos, como las que ya sentía las últimas semanas antes del parto. Estuve desde las ocho de la tarde con monitores en una sala de dilatación. Al día siguiente, a eso de las siete y media, me pusieron la segunda gasa. Durante la mañana las contracciones empezaron a ser mucho más molestas, sin llegar a ser dolorosas del todo, pero sí incómodas. A la una por fin me dieron un respiro y me quitaron los monitores. No había dilatado nada, apenas estaba de dos centímetros, y me dejaron ducharme y comer tranquila antes de empezar con la oxitocina. Empezaron como a las tres de la tarde y cada cuarenta y cinco minutos, venían a aumentar un poco la dosis. A las cuatro y media, volvieron a aumentarla y a los diez minutos, las contracciones comenzaron a ser muy dolorosas, así que llamé para que me pusieran la epidural. Pararon la oxitocina, pero el proceso ya había arrancado y las contracciones siguieron de manera muy seguida y muy dolorosa. Me pusieron la epidural a eso de las cinco y cuarto, pero ya no me hizo efecto. Notaba la parte derecha algo más dormida, pero seguía sintiendo el dolor de las contracciones. A las cinco y media me exploraron y ya estaba dilatada del todo. Era increíble, una hora antes también me había explorado y estaba de tres centímetros. En quince minutos, mi niño venía al mundo. Tuvieron que ayudarnos un poco con ventosa, porque él no estaba soportando bien las contracciones, pero fue increíble. Aunque sentía el dolor, también noté como salía su cabecita y luego el resto del cuerpo. Venía con una vuelta de cordón (igual que mi hija) pero en cuanto salió me lo pusieron encima y no me separé de él en ningún momento. Todas las pruebas iniciales las hicieron sin moverle de donde estaba. El resto de pruebas y exploraciones (peso, talla, prueba del talón, etc.), las hicieron en la misma habitación. Tuve a mi hijo a la vista en todo momento. No me hicieron episiotomía, no se subieron encima de mi barriga, tuve un desgarro grado II que no me ha dado ninguna molestia en ningún momento. El mismo día del parto pude ir yo sola al baño, ducharme sin problemas, coger a mi hijo y cambiarle el pañal sin necesidad de ayuda. ¡Qué diferencia de un parto a otro! Es cierto que empezó siendo provocado y, por tanto, no pude caminar durante la dilatación debido a los monitores y tuve una vía desde que entré hasta que di a luz, pero por lo demás, fue increíble. Volvería a vivirlo una y otra vez.
Él efectivamente nació pesando 2700 y con 46 centímetros, delgadito y chiquitito. Tenía pellejos por todos lados, cada vez que me acuerdo… No le valían los pañales de recién nacido que le habíamos llevado, le quedaban enormes, así que nos dejaron algunos pañales de bebés prematuros y esos ya le quedaban mejor. Salió del hospital pesando 2500. A día de hoy, dos meses después, pesa casi 5300 y mide 55 centímetros. Casi ha duplicado el peso con el que nació y es 9 centímetros más alto.
Está gordito y precioso. Es un niño sano, simpático y más bueno que el pan con nocilla. Sólo come y duerme. A diferencia de su hermana, él aguanta despierto una hora y media como mucho, después fácilmente se duerme dos horitas o algo más.
No puedo estar más encantada con mi niño, cada vez que me mira y me sonríe se me cae la baba. Parece mentira, pero se olvida una tan rápido de cómo es tener un bebé…  ya estaba acostumbrada a una niñita pequeña, que habla y se sabe expresar, a su manera, claro. Tenía ganas de estar de nuevo con un bebé y lo estoy disfrutando de otra manera, creo que mucho más, a pesar de tener menos tiempo y de no poder introducirme de lleno en el mundo del bebé, como pasó con mi hija. Pero lo disfrutas desde la experiencia que ya te ha dado tu primer hijo. Te tomas las cosas con más calma, estás más preparada para hacer frente a los problemas y esa tranquilidad que trasmites es muy importante para ellos, pues si tú estás bien, ellos estarán bien. Duermo con él desde que nació, así que ni mi hija ni mi marido (ni nuestros vecinos) le han escuchado llorar por las noches ni un solo día.
En fin, que estamos todos encantados con el nuevo miembro de la familia… ¿nos plantaremos ya? Quién sabe…

sábado, 14 de julio de 2012

Soy lactivista


¿Qué es el lactivismo? Había visto en muchos blogs de apoyo a la lactancia materna y la crianza con apego el logo “SOY LACTIVISTA” y me imaginaba que tendría algo que ver con la lactancia, pero no sabía exactamente qué significaba. Bien, el lactivismo es la defensa del derecho del bebé/niño a ser amamantado y de la madre a amamantar, a demanda, en cualquier lugar, sin miradas ni comentarios de desaprobación y hasta que la madre y el niño lo deseen.


A simple vista, se puede pensar que cualquier madre que desee amamantar a su hijo puede hacerlo sin que nadie le diga que lo deje, pero la realidad es bien distinta. Las madres que amamantamos a nuestros hijos nos vemos, en muchas ocasiones, cuestionadas. Parece que tenemos que justificar continuamente nuestra decisión de querer dar el pecho. No, no estoy exagerando. Es cierto que las miradas y los comentarios no son los mismos cuando amamantamos a un bebé de seis meses que cuando lo hacemos con uno de año y medio o dos. Y, cuanto mayor es el niño, peores son las miradas y los comentarios. Un ejemplo, cuando alguien te ve dar el pecho a un bebé de dos meses, los comentarios suelen ser de este tipo: “Es lo mejor que puedes hacer”, “Pero mira como se agarra de bien y cómo come”, siempre acompañados de una sonrisita tierna y dulce. Sin embargo, cuando te ven dar el pecho a una niña de 27 meses, los comentarios suelen ser de este otro tipo: “Vamos, eso ya es vicio”, “¿Pero tan mayor y todavía con la teta?”, “Tú lo que tienes que hacer es comerte un buen filete”.


Lo que me resulta difícil de comprender es que  a esas personas no les pareciese mal que mi hija se tomara un vaso de leche de vaca recién ordeñada. Parece ser que la leche de otra especie animal es mejor que la de su propia especie. Esto es algo que nunca comprenderé. La leche de vaca está preparada para alimentar a un ternero, no a un niño y mucho menos a un bebé. Si mi leche es la ideal para mis hijos, tiene la composición correcta y está preparada para suplir con creces todas sus necesidades, ¿por qué resulta tan difícil de comprender que siga amamantándola?


Recuerdo que, cuando mi niña tenía 18 meses y la llevé a vacunar, le pregunté a la enfermera si había algún problema en que mi hija tomara leche, ya no en sola, sino en yogures o batidos, helados, etc. Me dijo que no había problema si quería darle un yogur, pero que no lo necesitaba si estaba tomando pecho. Ella actualmente come de todo, batidos de chocolate, leche con cola-cao, yogures… pero sigue con el pecho, así que yo estoy muy tranquila y no me preocupo por la cantidad de leche que se supone debería tomar al día.


Porque me gusta dar el pecho a mis hijos y porque a ellos les encanta tomar teta de mamá… ¡¡SOY LACTIVISTA!!

Mamás donantes de leche en Barcelona

Hoy, a través de facebook y de la página Tenemos tetas, he visto que se necesita urgentemente mamás que donen leche materna en Barcelona. Al parecer, la necesidad estaba cubierta para el día de ayer, pero seguramente se necesite para los siguientes, porque parece ser que la cosa va para largo, así que os copio y pego lo que transmiten:

"Hola a todas,
Una madre (el bebé debe tener como mucho 2 meses) de la
asosciació DONA LLUM, ha sido atropellada hoy por un coche
que se ha saltado un semáforo cuando iba a una reunión de asesoras de lactancia de Alba Lactancia materna. Su hija ha
salido del cochecito pero está bien. La madre está en la UCI en
el hospi
tal del Mar con politraumatismo (parece que un brazo
roto y fractura+dislocación de cadera...Está inmovilizada y con
morfina con lo que no puede dar su leche al bebé aunque se la
vayan sacando.
Alba Padró, del grupo de Albalactancia materna es quien
organiza la recogida de leche que URGE!!! Hay que llamar al
telefono de urgencias de ALBA LM 690.144.500
Por favor, enviarlo por donde os parezca, haced disfusión, es
urgente"


miércoles, 11 de julio de 2012

Me acuerdo de ti

Querida abuela,
Hace ya más de dos años que no te veo y tengo muchas cosas que contarte. La última conversación que mantuvimos fue demasiado corta, aunque creo que, de haber tenido días, también me hubiera parecido poco. Qué difíciles son las despedidas y más por teléfono, como me tocó a mí despedirme de ti. Quizá por eso se hace más complicado aceptar la realidad.
El último día que hablamos estaba embarazada, a punto de salir de cuentas, me quedaba poco más de una semana. Ese fue el motivo de no poder ir a verte, demasiados kilómetros en mi estado. Qué extraña puede llegar a ser la vida, tres días después de irte tú, nacía Lucía. Como un acontecimiento tan doloroso puede llegar a quedar ligeramente rebajado por un motivo tan maravilloso. Tres días es muy poco tiempo para asumir tantos cambios…
Quería ponerte un poco al día de todos los acontecimientos que han ocurrido en la familia. Siempre que nos veíamos, cuando ya me despedía de ti, te decía que le dijeras adiós a tu biznieta y tú siempre me acariciabas la tripa y decías: “Adiós Lucía, adiós. Sal prontito que tengo muchas ganas de verte”. Al final, no llegó a tiempo… ¡¡por tan poco!! Así que quería presentártela. Esta es Lucía:


 
Aquí era el día de su cumpleaños, el día que hacía dos añitos. Es muy lista, abuela, creo que te gustaría mucho. Tiene sus cosas, imagino que como cualquier otro niño de su edad. Lleva ya un tiempo  que a cualquier cosa que le digo me contesta con un “no” y eso, he de reconocer, hay veces que me saca de mis casillas. Y no veas cómo habla, no se la entiende la mayor parte de las veces, pero no para de chapurrear en todo el día. Y nos mete unas charlas impresionantes cuando quiere que hagamos algo. Tendrías que verla cuando quiere conseguir alguna cosa, por ejemplo, chocolate. Es graciosísima, porque me dice: “un poquito mamá, ¿vale?, solo un poquito, mañana, más”. Te encantaría escucharla, casi puedo ver cómo te reirías con estas cosas.
La apuntamos a la guardería cuando ya terminaba mi excedencia, con siete mesecillos, pero tuvimos que sacarla porque estaba todo el día enferma. Así que ha sido mamá quién se ha encargado de cuidarla durante algo más de un año. Tienen una relación buenísima, mi madre la adora y Lucía, cuando está con su abuela, no hay nadie más en el mundo. Eso me hace muy feliz, porque sé que mi hija tendrá una unión muy especial con su abuela y sé lo importante que es eso, porque, afortunadamente, yo también la he tenido. Tendrá recuerdos de paseos dados con su abuela, de juegos, de anécdotas y eso lo llevará siempre con ella. Recordará también cuando su abuelo le abanicaba la comida para que se enfriara o de la cantidad de fotos que le hacía, igual que yo recuerdo los paseos que daba con el abuelo o cuando me enseñó (o al menos trató de hacerlo) el abecedario.
Qué buena hija has tenido, abuela, debes sentirte muy orgullosa de ella. Es una magnífica madre y una abuela increíble. Solo espero haber heredado esas cualidades.

¿Sabes lo que sí he hecho y sigo haciendo? Dar el pecho. Mi madre siempre me decía que tú les diste el pecho a tus cinco hijos y que a ella se lo diste hasta los dos años. Dice que tenías leche para tus hijos y para los de las demás, jejeje. En eso nos parecemos, es más, yo sigo dándole el pecho a Lucía y tiene ya 27 meses.

En julio del año pasado Javi y yo nos casamos. Fue una ceremonia muy bonita realizada en un jardín precioso. No fue por la iglesia, lo siento abuela, aunque estoy segura de que no te habría importado. Tu hija iba guapísima y tu nieta tampoco estaba mal, para qué nos vamos a engañar. Me hacías falta ese día, en realidad, me hacíais falta los dos, pero os llevaba conmigo, así que, en cierto modo, estabais allí, ¿no?

Y, bueno, ahora quería presentarte a tu otro biznieto, Darío. Sí, abuela, tengo otro hijo, pero de este te había hablado ya. Recuerdo cuando fuimos al pueblo a finales de octubre y te pedi que, por favor, el bebé estuviera sano y que todo fuera bien. Tengo que decirte que, aunque el embarazo fue movidito, con muchas pruebas y preocupaciones (aunque yo quisiera quitarle importancia a la cosa), mi hijo es un niño sano y precioso.  Nació el 11 de mayo, tuvieron que provocarme el parto porque no estaba creciendo mucho. Pesó 2700 y midió 46 centímetros, pero a los pocos días ya pesaba más de tres kilos y había crecido tres centímetros, así que estamos muy contentos. Aquí le tienes:
Dicen que él se parece más a la familia materna, Lucía es que es igual que Javi, pero Darío es más morenito y tiene la carita diferente, creo que sí se parecerá más a nuestra familia, ya veremos, yo de momento soy incapaz de sacar parecidos, aunque más de uno me ha dicho que se parece a Miguel.
Hoy cumple ya dos mesecitos y sigue portándose genial, duerme bastante (al menos, a mi me lo parece, porque Lucía duerme y dormía poquísimo), no llora y es simpático como él solo. Lucía no lo lleva mal del todo, aunque supongo que algunos de sus berrinches se deben a la nueva situación y a que no puedo prestarle toda la atención que quiere cuando ella quiere. Pero bueno, estoy contenta porque no parece que esté teniendo muchos celos, ya veremos cómo va la cosa más adelante.

Miguel está muy bien, terminó sus estudios e hizo las prácticas en la empresa en la que trabajamos Javi y yo y, tras terminarlas, le contrataron, así que es nuestro nuevo compañero. Se hace un poco raro eso de saber que está trabajando con nosotros, pero estamos todos muy orgullosos de él. Y él está encantado, que es lo importante. De momento yo estoy de baja maternal, pero cuando me incorpore, estaré encantada de tener a mi hermanito cerca.
Y estas son las buenas noticias que tenía que contarte. Pero tengo muchos planes para el futuro, abuela, muchos cambios que quiero hacer en mi vida y seguro que estarás conmigo en todos ellos. Me acuerdo de ti cada día y quería decírtelo, no podía dejar pasar más tiempo sin hacerlo.

Te quiere,
Tu nieta.

viernes, 29 de junio de 2012

Día mundial del sueño feliz

El 29 de junio es el Primer Día Mundial del Sueño Feliz. Este día ha sido declarado, no por ninguna organización particular sino por más de 1000 padres que han decidido acabar con todas aquellas teorías que están tan extendidas hoy en día sobre los métodos para hacer dormir a los niños, siendo el método Estivill el más famoso de ellos. Digo el más famoso porque, en realidad, este buen hombre no ha inventado nada, las tablas en las que él se basa para hacer dormir a un niño por si solo ya aparecieron en los años 50.

La idea de esta iniciativa, es conseguir que, a través de las redes sociales, se llegue al mayor número de personas posible para intentar demostrar que todo lo que estos métodos  provocan es un gran sufrimiento en los bebés y secuelas que pueden afectarle seriamente en su vida adulta.

Estoy totalmente en contra del método Estivill, me veo incapaz de escuchar llorar a mi hijo, de un mes y medio, hasta que, debido al agotamiento y al cansancio acabe rendido. Incluso hay casos en los que el bebé vomita y, al parecer, esto es totalmente normal, algo que puede ocurrir para llamar nuestra atención y conseguir que le acunemos (muy fuerte). Me pongo en su piel (si yo no soy capaz de hacerlo, ¿quién lo hará?) y pienso cómo me sentiría yo si alguien me hiciera eso. ¿Realmente seríamos capaces de hacerle eso a un adulto? ¿Podríamos hacer eso con nuestros abuelos, dejarles llorar en una habitación oscura, mientras nos llaman porque lo mismo tienen frío, calor, hambre o sed, hasta que se durmieran o dejaran de protestar? ¿O con nuestros padres? Es más, ¿lo haríamos con nuestra pareja? Si no lo haríamos con un adulto, ¿qué nos hace pensar que es lícito hacerlo con un bebé? Ellos solo tienen una forma de expresarse: el llanto. Y no lloran para molestar o para ver hasta dónde pueden llegar o porque les gusta hacerlo. Lloran porque tienen una necesidad que debe ser atendida.

Justo ayer, llegó a mis manos una entrada que hablaba de las consecuencias de la aplicación de este tipo de métodos desde el punto de vista de un niño. En este artículo, se realiza una regresión a través de la hipnosis y el paciente habla de un episodio en concreto que, entre otros, probablemente haya afectado a su vida adulta. Da que pensar...

Volviendo al tema que nos ocupa, lo que se pretende es que el hastag #DesmontandoaEstivill sea Trending Topic durante este día. Cada día hay más artículos (esta entrada es solo uno de ellos) que demuestran que lo que hay que hacer cuando un bebé llora, es atenderle. Parece mentira que tengamos que llegar al punto de tener que demostrar científicamente algo que, a mi entender, es tan evidente.

martes, 12 de junio de 2012

El embarazo tras una pérdida gestacional

Quería transmitir aquí el artículo escrito por Diana Sánchez para Tu Bebé, en el que habla del embarazo tras un aborto. Tengo que ponerlo en imágenes pues es un documento pdf, si hay problemas para verlo correctamente, lo paso a un documento word como sea y lo añado de nuevo como entrada.



sábado, 9 de junio de 2012

Las rabietas

Hace prácticamente un mes que nació mi segundo hijo. Recuerdo que, antes de dar a luz, me preocupaba mucho cómo reaccionaría mi hija ante la llegada de su hermano: ¿tendría celos? ¿comenzaría a tener comportamientos más propios de cuando tenía un año? ¿se cogería muchos berrinches? ¿se sentiría desplazada? ¿aceptaría compartir la teta, hasta ahora exclusiva para ella, con otra personita a la que no conoce?

Lo que he podido observar en el transcurso de este mes es que a mi hija le encanta su hermano, no muestra ningún comportamiento agresivo hacia él. Es cierto que sus gestos, sus caricias y su manera de acercarse a él es menos cuidadosa que la de los adultos, pero eso no es porque vaya con intención de hacerle daño, es porque debido a su corta edad, no sabe hacerlo de otra manera (menudos golpes me da a mi en la cabeza cada vez que me peina, jeje). Pero por lo demás, le encanta estar con él, acariciarle, cogerle, darle besos, echarle crema, ayudarme a cambiarle el pañal... es más, una de las cosas que más me preocupaban era el tema del pecho. Hasta ese momento, el pecho era sólo para ella, lo tenía en exclusiva y, de pronto, tenía que compartir con otra persona, ¿lo aceptaría? Para mi sorpresa, no ha habido ningún problema. En cuanto mi hijo mama, ella viene corriendo para comer de la otra teta, imagino que será normal, ahora querrá hacer lo mismo que hace el bebé (ayer me dijo que le sacara los gases igual que lo hacía con el bebé). Incluso es capaz de esperar su turno cuando no puedo darle a los dos (a veces le gusta más y otras menos, pero espera) o de aceptar que tengo que dejar de darle el pecho cuando se va a dormir porque su hermano se ha despertado.

Eso sí, lo que tiene de manera frecuente (mínimo una vez al día, todos los días) son rabietas. En estos dos años, mi niña habrá cogido un par de rabietas, algo ocasional y casi siempre debido al cansancio. Pero desde que llegó su hermano son diarias y por los temas más triviales. Y esas rabietas son las que hacen que más rápido se agote la paciencia.
Un día fuimos los cuatro al pediatra y, cuando entré en la consulta con mi hijo pequeño, al poco rato, ella abrió la puerta y entró. Bueno, hasta aquí todo bien, pero no paraba de entrar y salir, así que en una de las veces que ella salió, yo cerré la puerta. La que lió, madre mía, la escuchaba gritar y patalear desde la consulta, así que opté por abrir de nuevo al puerta y dejarla pasar, pensando que de esta forma se le pasaría la chota. Qué equivocada estaba, siguió y siguió mientras estuve en la consulta, el pediatra cada vez tenía que hablar más alto y yo no le escuchaba nada. Salimos de la consulta con ella todavía llorando y se calmó cuando salimos del centro de salud. Aun no entiendo qué paso para que se pillara la que se pilló. Pero la cosa no termina ahí, a los cinco minutos, mi niño (que iba en el carrito y ella me ayudaba a llevarlo) comenzó a llorar. Así que le cogí para calmarle. Y ahí estalló de nuevo. Mi hija quería que le dejara en el carro porque le estaba llevando y, como no lo dejaba, comenzó de nuevo a gritar y a patalear. Entramos en un bar a tomar algo para que yo le diera el pecho al pequeño y, cuando ya salíamos del bar, su padre cogió el carro y... otro berrinche. Ella no quería que su padre llevara el carro. De camino a casa terminé llevándola a ella en brazos, pero también tenía que llevar el carro, algo que cada vez se hacía más difícil. Cuando mi marido cogió el carro que yo llevaba para que pudiera cogerla a ella mejor... otro berrinche.

Como os podéis imaginar, esa escasa hora y media que pasamos fuera de casa se convirtió en algo horrible. Cuatro berrinches en tan poco tiempo podían con la paciencia de cualquiera. Me pregunto si ella tendría estos berrinches de no estar su hermano, pues a partir de los dos años es cuando comienzan con esta fase.

Me he topado con un artículo escrito por Rosa Jové sobre las rabietas que quería compartir con vosotros. Me encanta esta mujer y su forma de ver la crianza y, tras leer este artículo, creo que mi comportamiento cambiará cuando mi hija vuelva a cogerse un berrinche.



viernes, 8 de junio de 2012

Estivill y su Duérmete niño

Cuando estás embarazada siempre te dicen que aproveches para dormir antes de que nazca el peque, porque después las horas de sueño están contadas. Esto es una realidad a medias, pues hay niños que desde bien pequeñitos son capaces de dormir varias horas seguidas. Lo que no hay que pensar es que, desde que nacen, ya deben dormir lo que los adultos consideramos "del tirón toda la noche", esto es, desde las diez hasta las ocho de la mañana. Esto difícilmente podrá hacerlo un bebé recién nacido, es más, seguramente no lo haga con un año ni con dos... Y, aunque conoceremos a mucha gente que tenga hijos que duermen muchas horas seguidas, no debemos preocuparnos ni extrañarnos si nuestro hijo no es capaz de aguantar lo que nosotros consideramos que debe aguantar. Los ciclos de sueño de un bebé o niño no son iguales a los de un adulto hasta que alcanza los seis años aproximadamente. Hasta ese momento, su ciclo es diferente, lo que favorece los despertares nocturnos. Recomiendo la lectura del libro "Dormir sin lágrimas" de Rosa Jové para entender un poco más los patrones de sueño de nuestros hijos.

Sin embargo, hay revistas, libros, conocidos, etc., que nos dicen que podemos enseñar a nuestro hijo de dos meses a dormirse él solito en la cuna y que, si se despierta, vuelva a dormirse sin necesidad de que estemos con él. Esto, así de entrada, a mi ya me resultaría sospechoso. ¿Enseñar a dormir a un bebé de dos meses? Es más, ¿qué es eso de enseñar a dormir? El dormir no es algo que tenga que aprenderse, es un proceso que va madurando a medida que lo va haciendo nuestro hijo. No se enseña a dormir de la misma manera que no se les enseña a respirar o a tragar, creo que es algo que el niño ya sabe hacer, lo único es que lo hace de forma diferente a como lo hacemos nosotros. El problema muchas veces no es que el bebé no duerma bien, es que no duerme como nosotros queremos que lo haga.
En esta línea (la de enseñar a dormir al bebé desde que, prácticamente, salen del vientre materno) se encuentra el libro Duérmete niño, de Estivill. He de reconocer que no lo he leido completo, sólo algunas partes, pues no comparto en absoluto las opiniones de este hombre. Bajo mi punto de vista, dejar llorar a un bebé de dos o tres meses hasta que vomite o se golpee contra la pared me parece una crueldad.

En el siguiente artículo, se desmontan los criterios de Estivill por una pediatra, está muy bien.
Desmontando a Estivill

Espero que poco a poco el éxito que tiene este libro comience a descender y que, si un niño o bebé llora, los padres sepan que pueden (y deben) consolarlo porque por hacerlo no le estan causando ningún daño irreparable.

¡Dulces sueños!

martes, 5 de junio de 2012

¿Dónde dar a luz? Puntos a tener en cuenta


Cuando nos quedamos embarazadas, una de las decisiones que hay que tomar es el hospital o clínica donde vamos a dar a luz. Con esta entrada lo que quiero exponer son una serie de puntos a tener en cuenta para decidir dónde vamos a traer al mundo a nuestro bebé. Como todo, es una opinión personal, pero creo que son puntos importantes. Tras dos partos, he podido comparar los protocolos de actuación de una clínica privada y de un hospital público amigo de los niños y las diferencias son abismales.

Es posible que una madre primeriza no sepa cómo quiere que sea su parto, sus expectativas son bajas y, seguramente, lo único que piensa es que los médicos hagan lo que tengan que hacer para que su bebé nazca bien. Si en el círculo de amistades no ha habido experiencias con las que comparar, lo más probable es que la mamá que se enfrenta por primera vez a este proceso las únicas opiniones y experiencias que tenga sean las de madres, tías o abuelas y hace treinta años las cosas eran muy diferentes a como son ahora. Lo que antes se consideraba normal ahora no está recomendado por las organizaciones oficiales.

Bien, estos son los aspectos que, considero, se deben examinar a la hora de elegir hospital:

-          Episiotomía, rasurado y enema. Esto es un pack que normalmente se suele aplicar a la madre primeriza. ¿La razón? Lo ignoro, porque realmente no es necesario. En muchas clínicas es algo que se realiza por protocolo, no por necesidad, y sin informar a la madre de por qué se hace. En las clases de preparación al parto a las que asistí en mi primer embarazo, un matrón nos comentó que se ponía el enema para vaciar lo máximo posible toda la zona, para dejar hueco y que, llegado el momento del expulsivo, el bebé no acabara lleno de “porquería”, ya me entendéis. Que el rasurado se hacía por higiene, para que a la hora de hacer la episiotomía toda la zona quedara lo más limpia posible. Y que la episiotomía era algo necesario para evitar posibles desgarros, que siempre era mejor hacer un corte controlado que un desgarro que podía ir en cualquier dirección. Yo salí de aquella clase totalmente convencida de que eso era así, si me lo decía un profesional, por algo sería. Qué equivocada estaba, madre mía. El enema no es ni mucho menos necesario. En mi primer parto me lo pusieron porque sí, en realidad ni siquiera me habían preguntado qué tal iba al baño. Es más, si algo me ha caracterizado siempre es que suelo ir con la tripa bastante sueltecilla, vamos, que no necesitaba algo que me ayudara a ir más al baño. En este parto, no me lo han puesto y mi niño no ha nacido lleno de “porquería”. El rasurado, por suerte, no me lo realizaron en ninguno de los dos embarazos, no me quiero ni imaginar cómo debe ser que te crezca el pelo en una zona que tiene puntos, ¡¡¡con lo que eso pica!!! Y con respecto a la episiotomía… ni que decir tiene que se emplea de manera indiscriminada la mayor parte de las veces. La OMS recomienda que se realice en un porcentaje muy bajo y solamente cuando sea estrictamente necesario. No sé si en España este porcentaje se triplica. Es una pena. En mi primer parto, el ginecólogo comentó (ni siquiera se dirigía a mi): “vamos a tener que hacer epi, viene con una vuelta de cordón”. En este embarazo, también venía con una vuelta de cordón y no me hicieron episiotomía, así que esa razón carece de sentido. Esta práctica puede conllevar a muchos más problemas que un desgarro. Ni que decir tiene que la recuperación no es la misma con un desgarro que con una episiotomía (por supuesto todo depende del grado de desgarro que se tenga, pero un desgarro siempre será más natural). Tras mi primer parto, no pude sentarme sin sentir dolor hasta pasados 13 días, no podía ir al baño sin tomar antes laxantes y no pude coger a mi hija estando de pie hasta pasados tres o cuatro días, porque el dolor que sentía y las molestias que tenía me lo impedían. En esta ocasión, con un desgarro de grado II, no he tenido ningún dolor, he podido estar con mi hijo desde el primer momento, ducharme sin ayuda, ir al baño sin laxantes, sentarme sin ningún problema ni dolor… una maravilla. Curiosamente, el desgarro que tuve fue justo por donde me hicieron la episiotomía en el parto anterior, qué casualidad.

-          Monitorización fetal en la dilatación. Si el parto es normal, no es inducido, no entiendo por qué hay que monitorizar desde el primer momento a la madre. Esto impide el movimiento y creo que la dilatación es mucho mejor si la madre elige la postura en la que se encuentra más cómoda, si puede pasear, ducharse… en fin, tener cierta libertad de movimientos. En mi primer parto, que era totalmente normal, estuve monitorizada desde el primer momento. En este segundo parto, tuve que estarlo porque fue inducido y tenían que ir controlando cómo respondía el bebé a la medicación. En realidad, es lo único por lo que le veo sentido a la monitorización, para ver si hay sufrimiento fetal y poder actuar en consecuencia.

-          Vía para suero. Esto es algo que también suele hacerse de manera rutinaria. Según entramos en el hospital nos ponen una vía y suero. En mi primer parto fue así, no me dieron nada de comer ni de beber mientras estuve dilatando. Menos mal que fue un parto corto. En esta ocasión también me pusieron una vía, pero no para el suero, sino para la medicación. Pude comer en todo momento hasta que me pusieron la oxitocina. Cuando me la pusieron, la matrona me comentó que sólo podría beber agua, bebidas ricas en sales y zumos que no contuvieran leche (como los Bifrutas). La idea de no poder comer ni beber durante la dilatación entiendo que será por si la cosa termina en cesárea, pero no sé hasta qué punto es necesario no alimentar a la madre. Es más, con el esfuerzo que tendrá que realizar y lo cansado que es dilatar, lo mejor es que tenga fuerzas.

-          Contacto con el bebé desde el nacimiento. Hay clínicas que no dejan al bebé con la madre y esto me parece muy importante. Cuando el bebé nace, donde mejor está, es con su madre, en contacto piel con piel desde el primer momento. Todas las pruebas que hay que hacer al bebé se pueden hacer más tarde, no es necesario realizarlas en los primeros momentos de vida. Además, no hay por qué llevarse al bebé a ningún sitio, todas las pruebas (peso, tamaño, prueba del talón, vacunas, etc) pueden realizarse en presencia de la madre. En mi primer parto, se llevaron a mi niña y sólo me dejaron verla cinco segundos. En esta ocasión, tuve a mi hijo encima desde el primer momento y todas las pruebas y controles los hicieron en mi presencia, es más, algunas de las pruebas las hicieron con el niño mamando o encima de mí.

-          Lactancia precoz. Se recomienda poner al bebé al pecho por primera vez antes de que pase media hora tras el nacimiento. Esto favorece un inicio de la lactancia bueno y sin problemas. Con mi primer parto, no pude poner a mi hija al pecho hasta pasadas tres horas, desconozco la razón. En este caso, pasados los primeros momentos y en cuanto estábamos en la sala de dilatación, mi niño ya estaba enganchado al pecho. Además, los profesionales del hospital deberían estar capacitados para ayudar a la mamá en todo momento si existe algún problema.

-          Existencia de neonatología. Esto es muy importante. No tiene por qué salir nada mal durante el parto, pero de haber alguna complicación, lo mejor es que el centro disponga de un área de neonatología para el cuidado del bebé y que éste se realice de la manera más rápida posible. No sería la primera vez que una mamá se queda ingresada en el centro en el que da a luz mientras su hijo tiene que ser derivado a un hospital que disponga de los mecanismos adecuados para su cuidado. Y eso es una pena.

Bueno, bajo mi punto de vista esto son los aspectos más importantes que hay que evaluar a la hora de decidir el centro donde vamos a dar a luz. Por supuesto, hay muchos más, como la distancia a nuestra casa, si tiene o no habitación individual, pero eso en realidad no dejan de ser comodidades para el después. Claro que también deberíamos tenerlas en cuenta, pero no hay que dejarse llevar sólo por esos aspectos. El parto es una experiencia maravillosa que toda mujer debería poder disfrutar. Todas tenemos unos derechos que deben ser respetados en la medida de lo posible. Esta claro que un parto puede complicarse en un momento dado, pero la mujer debería estar informada en todo momento de las decisiones que se toman, pues no deja de ser su parto y su hijo.

Aquí dejo algunas páginas de consulta:



http://proyectodoula.blogspot.com.es/2007/03/recomendaciones-de-la-oms-para-un-parto.html

viernes, 1 de junio de 2012

Chuparse el dedo


Mi hijo de 21 días se ha chupado en varias ocasiones su dedito gordo y a mi me ha dejado alucinada. Aunque no sé por qué, pues ya en la barriga se chupaba el dedo. Cuando fuimos a hacernos la ecografía 4D ya le vimos hacerlo. La ginecóloga nos comentó que era algo raro que, siendo tan pequeño (26 semanas), pudiera llevarse el dedo a la boca, que eran muchos los que lo intentaban pero no todos lo conseguían. Mi hija tardó dos meses en llevarse el dedo pulgar a la boca y chuparlo, se ve que el pequeñajo es más adelantado en esto, jeje.

Pero, ¿por qué se chupan los bebés el dedo?

Esto resulta muy divertido cuando son pequeñitos, pero llega un momento, cuando ya tienen cuatro o cinco meses, en el que los comentarios que nos pueden llegar a hacer nuestros conocidos (y los que no lo son tanto, desgraciadamente) quizá nos resulten molestos. Se pasará de un “mira, qué gracioso, cómo se chupa el dedo” a “¡¡¡¿¿¿Pero se chupa el dedo???!!! Madre mía, pues no es nada bueno, ponle un chupete”.

Todos los bebés, cuando nacen, tienen el reflejo de succión muy fuerte. Esta necesidad deja de ser tan fuerte alrededor del octavo mes, por tanto, a esa edad, los niños que se chupan el dedo suelen dejar de hacerlo. Ahora bien, hay otros niños que siguen chupándose el dedo hasta que son más grandecitos.  Y el hecho de ponerles un chupete no garantiza que el niño no se chupe también el dedo.

Cuando un bebé está siendo amamantado y no utiliza otros sustitutivos del pecho (como el chupete) lo normal es que demande más veces para suplir este reflejo. Os comento que hay dos tipos de succiones, la succión nutritiva y la no nutritiva.

La succión nutritiva es aquella que alimenta al bebé, aquella en la que el bebé está recibiendo alimento y lo hace conscientemente, bien porque tiene hambre o sed.

La succión no nutritiva es aquella en la que el bebé no se está alimentando y sólo accede al pecho para calmarse, para estar cerca de mamá, para dormir… en fin, para todas estas acciones que no implican alimentarse.

Ambos tipos de succión son buenas para mantener y aumentar la producción de leche, así que si nuestr@ hij@ se chupa el dedo, podemos ponerle tranquilamente en el pecho, es bueno para el bebé y es bueno para nosotras. Lo que no debemos hacer es quitarle el dedo de la boca, pues cuanto más se lo quitemos, más querrá el llevárselo a la boca. Y, como decía al principio, es algo totalmente normal que suele desaparecer alrededor del octavo mes.

En mi caso, no quise ponerle chupetes a mi hija ni voy a ponérselos a mi hijo. Con mi hija, tuve muchos problemas con la lactancia y lo último que quería era que la cosa se complicara de nuevo si le ponía un chupete (la forma de succionar el pecho es diferente a la que se emplea para el chupete y eso, en ocasiones y si la lactancia no está bien establecida, puede confundir al bebé y terminar haciendo daño a su madre al intentar mamar igual que chupa el chupete) y con mi hijo directamente no lo voy a utilizar, aunque no tengo problemas con el pecho, realmente no es algo que vea necesario. Al fin y al cabo, el chupete no deja de ser una imitación del pecho y, si yo el doy teta, ¿para qué quiero un chupete? Además, todo el tiempo que el bebé está con el chupete es tiempo que no succiona el pecho (ya sea succión nutritiva o no) y, por tanto, se pierden muchas oportunidades de seguir produciendo leche.

Con respecto al daño que pueda llegar a ocasionar en la boca, si es peor el dedo o el chupete, hay muchas opiniones al respecto. Lo que sí puedo decir es que mi hija a los ocho meses dejó de chuparse el dedo. Quizá si hubiera utilizado un chupete, todavía seguiría con él. De todas formas, creo que los posibles problemas que puedan derivarse de chuparse el dedo o de utilizar el chupete dependerán también de cada niño. Por ejemplo, yo estuve tomando biberón hasta los seis años (que se dice pronto) y no he tenido nunca problemas con la dentición, es más, siempre he ido más adelantada que el resto de las niñas de mi edad, no tengo los dientes torcidos ni he necesitado aparato.

Chuparse el dedo es algo natural en los bebés, así que no nos agobiemos demasiado con ello y disfrutemos viéndoles en un gesto tan divertido J