Y este es el resultado de mucho esfuerzo ....
Antes de montar la tarta, deberíamos tener preparado un almíbar
con el que rociaremos el bizcocho antes de ponerle el relleno. De esta forma,
no aseguramos de que quede jugoso aun con el paso de los días. Para hacer el
almíbar, si mal no recuerdo, hay que poner en un cazo la misma cantidad de agua
que de azúcar (por ejemplo, 100 ml de agua y 100 gramos de azúcar) y
calentarlo. Cuando hierva, se baja y se deja que reduzca durante cinco o diez
minutos. Antes de retirarlo del fuego, podéis echarle alguna esencia, en mi
caso, utilicé la de azahar, que me encanta el sabor que le da. Lo dejáis
enfriar mientras hacéis los siguientes pasos.
No sé si llegué a comentarlo en la entrada del bizcocho
bicolor, pero mi idea era hacer dos tartas del mismo tamaño para poder ponerle
los dos rellenos que había preparado.
Lo primero que aconsejo que hagáis es quitarle el “copete”
a las tartas. El copete es la parte superior, suele subir más que el resto de
la tarta y, de esta forma, conseguimos que esté igual. En mi caso, no subieron
mucho y no había mucha diferencia, pero aun así la quité. Lo mejor para
quitarla es utilizar un cuchillo de sierra e ir poco a poco, para igualarla lo
mejor posible sin retirar demasiado bizcocho. Una vez retirado el copete y para
asegurarnos que la superficie del bizcocho está totalmente lisa, lo mejor es
darle la vuelta.
Una vez hecho esto, tenemos que partir el bizcocho por la
mitad, para rellenarlo. Hay herramientas específicas para hacer esto, pero yo
lo hice con el cuchillo de sierra y despacio. No quedó por igual, pero bueno,
al final se acopla y no se nota demasiado.
Una vez partida y antes de separarla, lo mejor es poner un
par de palillos para que, cuando tenemos que montarla de nuevo, sepamos dónde
tiene que ir exactamente. De esta forma, el corte queda mucho mejor. Los
palillos no se quitan hasta que no esté montada de nuevo, con relleno y todo.
Llegados a este punto, levantamos la mitad superior para
poder rellenar, cosa que haremos sobre la mitad inferior. Antes de poner el
relleno, tenéis que echarle el almíbar al bizcocho. No os cortéis, debería
quedar bien empapadito (sin estar calado, claro). Después del almíbar, añadimos
el relleno, por ejemplo, el de chocolate negro. Es mejor que estos rellenos los
saquéis de la nevera unas horas antes, para que estén a temperatura ambiente y
os resulte más sencillo de manejar. Antes de echarlo en la tarta, removerlo un
poco con una cuchara o tenedor o incluso con unas varillas, para montarlo.
El relleno no debe ser muy escaso pero tampoco muy
exagerado, para que no resulte muy empachoso. En una página web leí que lo
ideal es que el relleno sea la mitad de la parte del bizcocho sobre la que lo
estamos colocando. No sé si me he explicado bien, en este caso, el relleno de
chocolate debería ser la mitad de la parte inferior del bizcocho. La verdad es
que yo no me puse a calcularlo ni a medirlo, simplemente, le puse casi todo lo
que había hecho de relleno, jejeje.
Cuando
ya tengamos puesto el relleno, colocamos la mitad inferior de nuevo encima,
asegurándonos de que los palillos están alineados. Sobre esta mitad, volvemos a
echar el almíbar e incorporamos el ganache de chocolate blanco. En este caso,
el chocolate había quedado muy líquido, así que lo que tuve que hacer fue batirlo
con unas varillas eléctricas hasta que tuvo la consistencia que quería.
Después, lo extendí igual que con el chocolate negro.
Llegados
a este punto,os habréis dado cuenta de que nos falta tarta, hay que poner otra
mitad de bizcocho encima del relleno de chocolate blanco. Pues bien, esta mitad
que nos falta es la que sacaremos del segundo bizcocho. Por tanto, repetimos la
operación del principio, quitamos el copete, intentando que quede lo más liso
posible y partirmos el bizcocho por la mitad, procurando que nos quede del
mismo tamaño que los otros dos. La mitad
que no utilicemos en esta preparación, la dejamos para los desayunos o
meriendas o incluso para ir picando mientras hacemos la tarta, que es lo que
hice yo J
Ponemos
sobre el relleno la mitad del bizcocho, utilizad la mitad inferior, dejando en
la parte superior (que es la que llevará las figuritas y la que se verá) lo que
está más liso, pues es lo que estaba sobre el molde del bizcocho.
Y, de
nuevo, agregad el almíbar en la parte superior, si cae por los lados no hay
ningún problema, más rico y jugoso quedará.
Ahora
llega el momento de echar sobre la tarta el “pegamento” que hará que el fondant
no se mueva de la tarta. Se pueden emplear muchas preparaciones para esto,
dulce de leche, nutella, ganache de chocolate… pero yo utilicé una buttercream
de mantequilla que ya había preparado para la tarta de cumpleaños de mi madre.
Lo bueno que tiene esta buttercream es que, al ser blanca, no importa que el
fondant se manche, pues no se nota. Si fuese de chocolate, tendríamos que tener
aun más cuidado a la hora de colocar el fondant sobre nuestra tarta.
La
receta para preparar el buttercream de mantequilla la saqué de internet, os
dejo aquí el enlace donde viene muy bien explicado todo.
Es
conveniente dejar a temperatura ambiente el buttercream para poder trabajar con
él. Antes de echarlo sobre el bizcocho hay que rebajarlo con un poco de líquido
(leche, licor, etc., yo opté por leche al ser una tarta para mi niña) y batirlo
hasta que quede una textura cremosa. Después se aplica por toda la tarta, de
forma que los pequeños huecos que hayan podido quedar o las migas, en fin,
todas las imperfecciones que pueda tener nuestro bizcocho, se cubran. Esta
buttercream se endurece pasado el tiempo, así que después podremos pasarle una
servilleta o algo con la mano para terminar de alisar por completo la
superficie de la tarta y los lados. Tened en cuenta que sobre ella irá el
fondant y si hay migas o picos, se notará.

Este es el resultado final. En este caso, lo que hice fue
realizar todos estos pasos durante la tarde del sábado y metí la tarta en la
nevera toda la noche. Al día siguiente ya la recubrí con el fondant y le puse
los muñequitos, que hice durante la noche, cuando mi hija ya se fue a la cama.
Bien, para cubrirla con el fondant, primero hay que sacarlo
de la nevera y dejarlo a temperatura ambiente para que se ablande. Lo que yo
hice además fue meterlo en el microondas para que estuviera más elástico y me
fue fenomenal. No os paséis con el tiempo, ponerlo diez segundos y comprobad la
consistencia. Si sigue muy duro, otros diez, hasta que pueda manejarse.
Sobre una superficie limpia y con azúcar glass, empezáis a
estirar el fondant. Se trata de ir poco a poco estirando y girándolo, para que
nos vaya quedando lo más redondo posible y por todos los lados igual.
Para estirarlo, hay utensilios concretos, pero yo utilizo un
rodillo normal y corriente. Con paciencia, el resultado final será más o menos
como este (a mi no me quedó muy redondo que digamos, jeje).
Para saber si el fondant cubrirá nuestra tarta, basta con
fijarse en el rodillo. Por ejemplo, si la tarta tiene la longitud del rodillo,
nuestro fondant debería estar estirado dicha longitud más los extremos del
rodillo (la parte por donde lo agarramos).
Cuando ya está estirado, con mucho cuidado, colocamos el
fondant sobre la tarta, procurando centrarlo y vamos presionando desde el
centro hacia los lados suavemente, para que no queden arrugas ni pliegues ni
nada. Lo mismo hacemos con los laterales, siempre con la palma de la mano y
hacia abajo. Hay muchos vídeos en internet donde se ve mucho mejor que
explicado con palabras.
Cuando ya tengamos toda la tarta cubierta, recortamos el
fondant sobrante. De nuevo, existen cortadores específicos, yo utilicé un
cuchillo y lo fui haciendo poco a poco.
Y ya en este punto, sólo falta ponerle los muñecos por
encima, así como todos los adornos que queráis realizar. Para pegar los
muñecos, basta con un poco de agua.
Lo mejor, sin lugar a dudas, la cara de mi niña cuando la vio, solo por eso mereció la pena todo el tiempo dedicado y el cansancio de ese día, ¡¡¡fue genial!!! ¡¡¡Animaos a hacerla!!!
En otra entrada os comentaré dónde compré los ingredientes para hacer los muñecos. Desgraciadamente, no pude hacer fotos de todo el proceso de modelado ni tampoco un video, que creo que es donde mejor se vería, porque era de madrugada y no tenía a nadie que lo hiciera. De todas formas, no es que sea una experta en este tipo de modelaje, así que quizá tampoco os hubiera servido de mucho, jeje. Lo que hice fue buscar en internet las imágenes de los muñecos e intentar hacerlas lo más parecidos posible.