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viernes, 29 de junio de 2012

Día mundial del sueño feliz

El 29 de junio es el Primer Día Mundial del Sueño Feliz. Este día ha sido declarado, no por ninguna organización particular sino por más de 1000 padres que han decidido acabar con todas aquellas teorías que están tan extendidas hoy en día sobre los métodos para hacer dormir a los niños, siendo el método Estivill el más famoso de ellos. Digo el más famoso porque, en realidad, este buen hombre no ha inventado nada, las tablas en las que él se basa para hacer dormir a un niño por si solo ya aparecieron en los años 50.

La idea de esta iniciativa, es conseguir que, a través de las redes sociales, se llegue al mayor número de personas posible para intentar demostrar que todo lo que estos métodos  provocan es un gran sufrimiento en los bebés y secuelas que pueden afectarle seriamente en su vida adulta.

Estoy totalmente en contra del método Estivill, me veo incapaz de escuchar llorar a mi hijo, de un mes y medio, hasta que, debido al agotamiento y al cansancio acabe rendido. Incluso hay casos en los que el bebé vomita y, al parecer, esto es totalmente normal, algo que puede ocurrir para llamar nuestra atención y conseguir que le acunemos (muy fuerte). Me pongo en su piel (si yo no soy capaz de hacerlo, ¿quién lo hará?) y pienso cómo me sentiría yo si alguien me hiciera eso. ¿Realmente seríamos capaces de hacerle eso a un adulto? ¿Podríamos hacer eso con nuestros abuelos, dejarles llorar en una habitación oscura, mientras nos llaman porque lo mismo tienen frío, calor, hambre o sed, hasta que se durmieran o dejaran de protestar? ¿O con nuestros padres? Es más, ¿lo haríamos con nuestra pareja? Si no lo haríamos con un adulto, ¿qué nos hace pensar que es lícito hacerlo con un bebé? Ellos solo tienen una forma de expresarse: el llanto. Y no lloran para molestar o para ver hasta dónde pueden llegar o porque les gusta hacerlo. Lloran porque tienen una necesidad que debe ser atendida.

Justo ayer, llegó a mis manos una entrada que hablaba de las consecuencias de la aplicación de este tipo de métodos desde el punto de vista de un niño. En este artículo, se realiza una regresión a través de la hipnosis y el paciente habla de un episodio en concreto que, entre otros, probablemente haya afectado a su vida adulta. Da que pensar...

Volviendo al tema que nos ocupa, lo que se pretende es que el hastag #DesmontandoaEstivill sea Trending Topic durante este día. Cada día hay más artículos (esta entrada es solo uno de ellos) que demuestran que lo que hay que hacer cuando un bebé llora, es atenderle. Parece mentira que tengamos que llegar al punto de tener que demostrar científicamente algo que, a mi entender, es tan evidente.

martes, 12 de junio de 2012

El embarazo tras una pérdida gestacional

Quería transmitir aquí el artículo escrito por Diana Sánchez para Tu Bebé, en el que habla del embarazo tras un aborto. Tengo que ponerlo en imágenes pues es un documento pdf, si hay problemas para verlo correctamente, lo paso a un documento word como sea y lo añado de nuevo como entrada.



sábado, 9 de junio de 2012

Las rabietas

Hace prácticamente un mes que nació mi segundo hijo. Recuerdo que, antes de dar a luz, me preocupaba mucho cómo reaccionaría mi hija ante la llegada de su hermano: ¿tendría celos? ¿comenzaría a tener comportamientos más propios de cuando tenía un año? ¿se cogería muchos berrinches? ¿se sentiría desplazada? ¿aceptaría compartir la teta, hasta ahora exclusiva para ella, con otra personita a la que no conoce?

Lo que he podido observar en el transcurso de este mes es que a mi hija le encanta su hermano, no muestra ningún comportamiento agresivo hacia él. Es cierto que sus gestos, sus caricias y su manera de acercarse a él es menos cuidadosa que la de los adultos, pero eso no es porque vaya con intención de hacerle daño, es porque debido a su corta edad, no sabe hacerlo de otra manera (menudos golpes me da a mi en la cabeza cada vez que me peina, jeje). Pero por lo demás, le encanta estar con él, acariciarle, cogerle, darle besos, echarle crema, ayudarme a cambiarle el pañal... es más, una de las cosas que más me preocupaban era el tema del pecho. Hasta ese momento, el pecho era sólo para ella, lo tenía en exclusiva y, de pronto, tenía que compartir con otra persona, ¿lo aceptaría? Para mi sorpresa, no ha habido ningún problema. En cuanto mi hijo mama, ella viene corriendo para comer de la otra teta, imagino que será normal, ahora querrá hacer lo mismo que hace el bebé (ayer me dijo que le sacara los gases igual que lo hacía con el bebé). Incluso es capaz de esperar su turno cuando no puedo darle a los dos (a veces le gusta más y otras menos, pero espera) o de aceptar que tengo que dejar de darle el pecho cuando se va a dormir porque su hermano se ha despertado.

Eso sí, lo que tiene de manera frecuente (mínimo una vez al día, todos los días) son rabietas. En estos dos años, mi niña habrá cogido un par de rabietas, algo ocasional y casi siempre debido al cansancio. Pero desde que llegó su hermano son diarias y por los temas más triviales. Y esas rabietas son las que hacen que más rápido se agote la paciencia.
Un día fuimos los cuatro al pediatra y, cuando entré en la consulta con mi hijo pequeño, al poco rato, ella abrió la puerta y entró. Bueno, hasta aquí todo bien, pero no paraba de entrar y salir, así que en una de las veces que ella salió, yo cerré la puerta. La que lió, madre mía, la escuchaba gritar y patalear desde la consulta, así que opté por abrir de nuevo al puerta y dejarla pasar, pensando que de esta forma se le pasaría la chota. Qué equivocada estaba, siguió y siguió mientras estuve en la consulta, el pediatra cada vez tenía que hablar más alto y yo no le escuchaba nada. Salimos de la consulta con ella todavía llorando y se calmó cuando salimos del centro de salud. Aun no entiendo qué paso para que se pillara la que se pilló. Pero la cosa no termina ahí, a los cinco minutos, mi niño (que iba en el carrito y ella me ayudaba a llevarlo) comenzó a llorar. Así que le cogí para calmarle. Y ahí estalló de nuevo. Mi hija quería que le dejara en el carro porque le estaba llevando y, como no lo dejaba, comenzó de nuevo a gritar y a patalear. Entramos en un bar a tomar algo para que yo le diera el pecho al pequeño y, cuando ya salíamos del bar, su padre cogió el carro y... otro berrinche. Ella no quería que su padre llevara el carro. De camino a casa terminé llevándola a ella en brazos, pero también tenía que llevar el carro, algo que cada vez se hacía más difícil. Cuando mi marido cogió el carro que yo llevaba para que pudiera cogerla a ella mejor... otro berrinche.

Como os podéis imaginar, esa escasa hora y media que pasamos fuera de casa se convirtió en algo horrible. Cuatro berrinches en tan poco tiempo podían con la paciencia de cualquiera. Me pregunto si ella tendría estos berrinches de no estar su hermano, pues a partir de los dos años es cuando comienzan con esta fase.

Me he topado con un artículo escrito por Rosa Jové sobre las rabietas que quería compartir con vosotros. Me encanta esta mujer y su forma de ver la crianza y, tras leer este artículo, creo que mi comportamiento cambiará cuando mi hija vuelva a cogerse un berrinche.



viernes, 8 de junio de 2012

Estivill y su Duérmete niño

Cuando estás embarazada siempre te dicen que aproveches para dormir antes de que nazca el peque, porque después las horas de sueño están contadas. Esto es una realidad a medias, pues hay niños que desde bien pequeñitos son capaces de dormir varias horas seguidas. Lo que no hay que pensar es que, desde que nacen, ya deben dormir lo que los adultos consideramos "del tirón toda la noche", esto es, desde las diez hasta las ocho de la mañana. Esto difícilmente podrá hacerlo un bebé recién nacido, es más, seguramente no lo haga con un año ni con dos... Y, aunque conoceremos a mucha gente que tenga hijos que duermen muchas horas seguidas, no debemos preocuparnos ni extrañarnos si nuestro hijo no es capaz de aguantar lo que nosotros consideramos que debe aguantar. Los ciclos de sueño de un bebé o niño no son iguales a los de un adulto hasta que alcanza los seis años aproximadamente. Hasta ese momento, su ciclo es diferente, lo que favorece los despertares nocturnos. Recomiendo la lectura del libro "Dormir sin lágrimas" de Rosa Jové para entender un poco más los patrones de sueño de nuestros hijos.

Sin embargo, hay revistas, libros, conocidos, etc., que nos dicen que podemos enseñar a nuestro hijo de dos meses a dormirse él solito en la cuna y que, si se despierta, vuelva a dormirse sin necesidad de que estemos con él. Esto, así de entrada, a mi ya me resultaría sospechoso. ¿Enseñar a dormir a un bebé de dos meses? Es más, ¿qué es eso de enseñar a dormir? El dormir no es algo que tenga que aprenderse, es un proceso que va madurando a medida que lo va haciendo nuestro hijo. No se enseña a dormir de la misma manera que no se les enseña a respirar o a tragar, creo que es algo que el niño ya sabe hacer, lo único es que lo hace de forma diferente a como lo hacemos nosotros. El problema muchas veces no es que el bebé no duerma bien, es que no duerme como nosotros queremos que lo haga.
En esta línea (la de enseñar a dormir al bebé desde que, prácticamente, salen del vientre materno) se encuentra el libro Duérmete niño, de Estivill. He de reconocer que no lo he leido completo, sólo algunas partes, pues no comparto en absoluto las opiniones de este hombre. Bajo mi punto de vista, dejar llorar a un bebé de dos o tres meses hasta que vomite o se golpee contra la pared me parece una crueldad.

En el siguiente artículo, se desmontan los criterios de Estivill por una pediatra, está muy bien.
Desmontando a Estivill

Espero que poco a poco el éxito que tiene este libro comience a descender y que, si un niño o bebé llora, los padres sepan que pueden (y deben) consolarlo porque por hacerlo no le estan causando ningún daño irreparable.

¡Dulces sueños!

martes, 5 de junio de 2012

¿Dónde dar a luz? Puntos a tener en cuenta


Cuando nos quedamos embarazadas, una de las decisiones que hay que tomar es el hospital o clínica donde vamos a dar a luz. Con esta entrada lo que quiero exponer son una serie de puntos a tener en cuenta para decidir dónde vamos a traer al mundo a nuestro bebé. Como todo, es una opinión personal, pero creo que son puntos importantes. Tras dos partos, he podido comparar los protocolos de actuación de una clínica privada y de un hospital público amigo de los niños y las diferencias son abismales.

Es posible que una madre primeriza no sepa cómo quiere que sea su parto, sus expectativas son bajas y, seguramente, lo único que piensa es que los médicos hagan lo que tengan que hacer para que su bebé nazca bien. Si en el círculo de amistades no ha habido experiencias con las que comparar, lo más probable es que la mamá que se enfrenta por primera vez a este proceso las únicas opiniones y experiencias que tenga sean las de madres, tías o abuelas y hace treinta años las cosas eran muy diferentes a como son ahora. Lo que antes se consideraba normal ahora no está recomendado por las organizaciones oficiales.

Bien, estos son los aspectos que, considero, se deben examinar a la hora de elegir hospital:

-          Episiotomía, rasurado y enema. Esto es un pack que normalmente se suele aplicar a la madre primeriza. ¿La razón? Lo ignoro, porque realmente no es necesario. En muchas clínicas es algo que se realiza por protocolo, no por necesidad, y sin informar a la madre de por qué se hace. En las clases de preparación al parto a las que asistí en mi primer embarazo, un matrón nos comentó que se ponía el enema para vaciar lo máximo posible toda la zona, para dejar hueco y que, llegado el momento del expulsivo, el bebé no acabara lleno de “porquería”, ya me entendéis. Que el rasurado se hacía por higiene, para que a la hora de hacer la episiotomía toda la zona quedara lo más limpia posible. Y que la episiotomía era algo necesario para evitar posibles desgarros, que siempre era mejor hacer un corte controlado que un desgarro que podía ir en cualquier dirección. Yo salí de aquella clase totalmente convencida de que eso era así, si me lo decía un profesional, por algo sería. Qué equivocada estaba, madre mía. El enema no es ni mucho menos necesario. En mi primer parto me lo pusieron porque sí, en realidad ni siquiera me habían preguntado qué tal iba al baño. Es más, si algo me ha caracterizado siempre es que suelo ir con la tripa bastante sueltecilla, vamos, que no necesitaba algo que me ayudara a ir más al baño. En este parto, no me lo han puesto y mi niño no ha nacido lleno de “porquería”. El rasurado, por suerte, no me lo realizaron en ninguno de los dos embarazos, no me quiero ni imaginar cómo debe ser que te crezca el pelo en una zona que tiene puntos, ¡¡¡con lo que eso pica!!! Y con respecto a la episiotomía… ni que decir tiene que se emplea de manera indiscriminada la mayor parte de las veces. La OMS recomienda que se realice en un porcentaje muy bajo y solamente cuando sea estrictamente necesario. No sé si en España este porcentaje se triplica. Es una pena. En mi primer parto, el ginecólogo comentó (ni siquiera se dirigía a mi): “vamos a tener que hacer epi, viene con una vuelta de cordón”. En este embarazo, también venía con una vuelta de cordón y no me hicieron episiotomía, así que esa razón carece de sentido. Esta práctica puede conllevar a muchos más problemas que un desgarro. Ni que decir tiene que la recuperación no es la misma con un desgarro que con una episiotomía (por supuesto todo depende del grado de desgarro que se tenga, pero un desgarro siempre será más natural). Tras mi primer parto, no pude sentarme sin sentir dolor hasta pasados 13 días, no podía ir al baño sin tomar antes laxantes y no pude coger a mi hija estando de pie hasta pasados tres o cuatro días, porque el dolor que sentía y las molestias que tenía me lo impedían. En esta ocasión, con un desgarro de grado II, no he tenido ningún dolor, he podido estar con mi hijo desde el primer momento, ducharme sin ayuda, ir al baño sin laxantes, sentarme sin ningún problema ni dolor… una maravilla. Curiosamente, el desgarro que tuve fue justo por donde me hicieron la episiotomía en el parto anterior, qué casualidad.

-          Monitorización fetal en la dilatación. Si el parto es normal, no es inducido, no entiendo por qué hay que monitorizar desde el primer momento a la madre. Esto impide el movimiento y creo que la dilatación es mucho mejor si la madre elige la postura en la que se encuentra más cómoda, si puede pasear, ducharse… en fin, tener cierta libertad de movimientos. En mi primer parto, que era totalmente normal, estuve monitorizada desde el primer momento. En este segundo parto, tuve que estarlo porque fue inducido y tenían que ir controlando cómo respondía el bebé a la medicación. En realidad, es lo único por lo que le veo sentido a la monitorización, para ver si hay sufrimiento fetal y poder actuar en consecuencia.

-          Vía para suero. Esto es algo que también suele hacerse de manera rutinaria. Según entramos en el hospital nos ponen una vía y suero. En mi primer parto fue así, no me dieron nada de comer ni de beber mientras estuve dilatando. Menos mal que fue un parto corto. En esta ocasión también me pusieron una vía, pero no para el suero, sino para la medicación. Pude comer en todo momento hasta que me pusieron la oxitocina. Cuando me la pusieron, la matrona me comentó que sólo podría beber agua, bebidas ricas en sales y zumos que no contuvieran leche (como los Bifrutas). La idea de no poder comer ni beber durante la dilatación entiendo que será por si la cosa termina en cesárea, pero no sé hasta qué punto es necesario no alimentar a la madre. Es más, con el esfuerzo que tendrá que realizar y lo cansado que es dilatar, lo mejor es que tenga fuerzas.

-          Contacto con el bebé desde el nacimiento. Hay clínicas que no dejan al bebé con la madre y esto me parece muy importante. Cuando el bebé nace, donde mejor está, es con su madre, en contacto piel con piel desde el primer momento. Todas las pruebas que hay que hacer al bebé se pueden hacer más tarde, no es necesario realizarlas en los primeros momentos de vida. Además, no hay por qué llevarse al bebé a ningún sitio, todas las pruebas (peso, tamaño, prueba del talón, vacunas, etc) pueden realizarse en presencia de la madre. En mi primer parto, se llevaron a mi niña y sólo me dejaron verla cinco segundos. En esta ocasión, tuve a mi hijo encima desde el primer momento y todas las pruebas y controles los hicieron en mi presencia, es más, algunas de las pruebas las hicieron con el niño mamando o encima de mí.

-          Lactancia precoz. Se recomienda poner al bebé al pecho por primera vez antes de que pase media hora tras el nacimiento. Esto favorece un inicio de la lactancia bueno y sin problemas. Con mi primer parto, no pude poner a mi hija al pecho hasta pasadas tres horas, desconozco la razón. En este caso, pasados los primeros momentos y en cuanto estábamos en la sala de dilatación, mi niño ya estaba enganchado al pecho. Además, los profesionales del hospital deberían estar capacitados para ayudar a la mamá en todo momento si existe algún problema.

-          Existencia de neonatología. Esto es muy importante. No tiene por qué salir nada mal durante el parto, pero de haber alguna complicación, lo mejor es que el centro disponga de un área de neonatología para el cuidado del bebé y que éste se realice de la manera más rápida posible. No sería la primera vez que una mamá se queda ingresada en el centro en el que da a luz mientras su hijo tiene que ser derivado a un hospital que disponga de los mecanismos adecuados para su cuidado. Y eso es una pena.

Bueno, bajo mi punto de vista esto son los aspectos más importantes que hay que evaluar a la hora de decidir el centro donde vamos a dar a luz. Por supuesto, hay muchos más, como la distancia a nuestra casa, si tiene o no habitación individual, pero eso en realidad no dejan de ser comodidades para el después. Claro que también deberíamos tenerlas en cuenta, pero no hay que dejarse llevar sólo por esos aspectos. El parto es una experiencia maravillosa que toda mujer debería poder disfrutar. Todas tenemos unos derechos que deben ser respetados en la medida de lo posible. Esta claro que un parto puede complicarse en un momento dado, pero la mujer debería estar informada en todo momento de las decisiones que se toman, pues no deja de ser su parto y su hijo.

Aquí dejo algunas páginas de consulta:



http://proyectodoula.blogspot.com.es/2007/03/recomendaciones-de-la-oms-para-un-parto.html

viernes, 1 de junio de 2012

Chuparse el dedo


Mi hijo de 21 días se ha chupado en varias ocasiones su dedito gordo y a mi me ha dejado alucinada. Aunque no sé por qué, pues ya en la barriga se chupaba el dedo. Cuando fuimos a hacernos la ecografía 4D ya le vimos hacerlo. La ginecóloga nos comentó que era algo raro que, siendo tan pequeño (26 semanas), pudiera llevarse el dedo a la boca, que eran muchos los que lo intentaban pero no todos lo conseguían. Mi hija tardó dos meses en llevarse el dedo pulgar a la boca y chuparlo, se ve que el pequeñajo es más adelantado en esto, jeje.

Pero, ¿por qué se chupan los bebés el dedo?

Esto resulta muy divertido cuando son pequeñitos, pero llega un momento, cuando ya tienen cuatro o cinco meses, en el que los comentarios que nos pueden llegar a hacer nuestros conocidos (y los que no lo son tanto, desgraciadamente) quizá nos resulten molestos. Se pasará de un “mira, qué gracioso, cómo se chupa el dedo” a “¡¡¡¿¿¿Pero se chupa el dedo???!!! Madre mía, pues no es nada bueno, ponle un chupete”.

Todos los bebés, cuando nacen, tienen el reflejo de succión muy fuerte. Esta necesidad deja de ser tan fuerte alrededor del octavo mes, por tanto, a esa edad, los niños que se chupan el dedo suelen dejar de hacerlo. Ahora bien, hay otros niños que siguen chupándose el dedo hasta que son más grandecitos.  Y el hecho de ponerles un chupete no garantiza que el niño no se chupe también el dedo.

Cuando un bebé está siendo amamantado y no utiliza otros sustitutivos del pecho (como el chupete) lo normal es que demande más veces para suplir este reflejo. Os comento que hay dos tipos de succiones, la succión nutritiva y la no nutritiva.

La succión nutritiva es aquella que alimenta al bebé, aquella en la que el bebé está recibiendo alimento y lo hace conscientemente, bien porque tiene hambre o sed.

La succión no nutritiva es aquella en la que el bebé no se está alimentando y sólo accede al pecho para calmarse, para estar cerca de mamá, para dormir… en fin, para todas estas acciones que no implican alimentarse.

Ambos tipos de succión son buenas para mantener y aumentar la producción de leche, así que si nuestr@ hij@ se chupa el dedo, podemos ponerle tranquilamente en el pecho, es bueno para el bebé y es bueno para nosotras. Lo que no debemos hacer es quitarle el dedo de la boca, pues cuanto más se lo quitemos, más querrá el llevárselo a la boca. Y, como decía al principio, es algo totalmente normal que suele desaparecer alrededor del octavo mes.

En mi caso, no quise ponerle chupetes a mi hija ni voy a ponérselos a mi hijo. Con mi hija, tuve muchos problemas con la lactancia y lo último que quería era que la cosa se complicara de nuevo si le ponía un chupete (la forma de succionar el pecho es diferente a la que se emplea para el chupete y eso, en ocasiones y si la lactancia no está bien establecida, puede confundir al bebé y terminar haciendo daño a su madre al intentar mamar igual que chupa el chupete) y con mi hijo directamente no lo voy a utilizar, aunque no tengo problemas con el pecho, realmente no es algo que vea necesario. Al fin y al cabo, el chupete no deja de ser una imitación del pecho y, si yo el doy teta, ¿para qué quiero un chupete? Además, todo el tiempo que el bebé está con el chupete es tiempo que no succiona el pecho (ya sea succión nutritiva o no) y, por tanto, se pierden muchas oportunidades de seguir produciendo leche.

Con respecto al daño que pueda llegar a ocasionar en la boca, si es peor el dedo o el chupete, hay muchas opiniones al respecto. Lo que sí puedo decir es que mi hija a los ocho meses dejó de chuparse el dedo. Quizá si hubiera utilizado un chupete, todavía seguiría con él. De todas formas, creo que los posibles problemas que puedan derivarse de chuparse el dedo o de utilizar el chupete dependerán también de cada niño. Por ejemplo, yo estuve tomando biberón hasta los seis años (que se dice pronto) y no he tenido nunca problemas con la dentición, es más, siempre he ido más adelantada que el resto de las niñas de mi edad, no tengo los dientes torcidos ni he necesitado aparato.

Chuparse el dedo es algo natural en los bebés, así que no nos agobiemos demasiado con ello y disfrutemos viéndoles en un gesto tan divertido J