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lunes, 26 de marzo de 2012

Bizcocho bicolor

Bueno, pues ha llegado el momento de hacer el bizcocho. En mi caso, aunque había pensado hacerlo cuadrado, decidí en último momento dejarlo redondo (es como tengo los moldes) porque perdía mucho bizcocho y al final se quedaba la tarta muy pequeñita, y no sabría si me cabrían todos los muñecos.
Mi idea era hacer un bizcocho bicolor, que queda tipo cebra, como a rayas y así le daba un aspecto un poco más original. La receta del bizcocho es muy sencilla y es la que he hecho siempre, queda muy jugosa, muy rica y las medidas son muy fáciles de recordar. Poco a poco iré experimentando con otros tipos de pasteles.
En realidad, parece ser que, cuando se trabaja con bizcochos que van a ir con fondant y con peso, conviene que el bizcocho no sea esponjoso, porque puede no resistir bien el peso. En mi caso, no he tenido problemas haciéndolo jugoso, así que aquí os lo dejo.
·         Ingredientes.
3 huevos.
1 yogur de limón (natural, macedonia, plátano).
Harina.
Azúcar.
Aceite de girasol.
Levadura.

·         Preparación.
Lo primero es precalentar el horno a 180º con calor arriba y abajo.  
A continuación, tenemos que vaciar el contenido del yogur en un bol. Las medidas que vamos a emplear son las del yogur, así que lo primero es dejarlo vacío y limpio.

Cascamos los tres huevos en un bol y agregamos dos medidas de yogur de azúcar.


Batimos bien los huevos con el azúcar durante un buen rato. Se trata de que los huevos aumenten de tamaño y cambien de color, a una tonalidad mucho más clara. Con esto, se consigue que el bizcocho sea más esponjoso, pues se le añade mucho aire mientras se baten los huevos.


A continuación, añadimos el yogur y lo mezclamos todo bien. Si el yogur no es de sabores, lo que podemos hacer es añadir el zumo de medio limón o la ralladura del mismo, para darle un poco de sabor. Lo siguiente es añadir la harina. En total, tenemos que añadir tres medidas del yogur. Vamos añadiendo una a una, mezclando bien antes de añadir la siguiente y tamizándola previamente (pasándola por un colador). Cuando echemos una de las medidas de harina, añadimos también un sobre de levadura.

Cuando esté todo mezclado, añadimos una medida de yogur de aceite de girasol y lo mezclamos todo bien.
Cuando esté todo mezclado, separamos la masa en dos y a una de ellas le añadimos un par de cucharadas de chocolate puro valor en polvo, previamente tamizado.

Se trata de tener la misma cantidad de masa en los dos boles, aunque tampoco nos debemos obsesionar mucho con eso, ya veréis por qué.

Preparamos el molde del bizcocho. Para ello, lo engrasamos bien con mantequilla y le añadimos harina, removiendo bien para que todo el molde esté enharinado y así no se nos pegue la masa en el horno.
Añadimos una cucharada de masa “blanca” y, sobre ella, una cucharada de masa de chocolate.

Poco a poco, vamos añadiendo una cucharada de masa “blanca” y otra de chocolate, hasta que acabemos con ambas. Cada cierto tiempo, vamos moviendo el molde para que la masa se distribuya por igual por todos los lados. Al final, este será el resultado, poco más o menos.

Como comentaba antes, no pasa nada si al final tenemos más cantidad de masa de un color que de otro, en mi caso, terminé con mucha más masa de chocolate y se quedó todo el centro de choco, pero bueno, no hay problema.
Metemos el bizcocho en el horno y lo dejamos como unos 45 minutos. Pasado este tiempo, comprobamos si está terminado, pinchando con un palito. Si sale seco, la tarta está hecha. Si sale húmedo, lo dejamos un poquito más. Es importante que, antes de estos 45 minutos, no abramos el horno, para evitar que se baje el bizcocho.
¡Otro paso terminado!


domingo, 25 de marzo de 2012

Ganache de dos chocolates

En este proceso de preparación de la tarta de cumpleaños de mi peque, el siguiente paso a realizar es el relleno del bizcocho. Esto, al igual que cuando hice la tarta de cumpleaños de mi madre, se puede preparar unos días antes (dos, por ejemplo, es lo que he hecho yo) y eso que nos ahorramos.
El relleno va a ser un ganache de chocolate negro y otro de chocolate blanco, para que la tarta tenga los dos colores. La preparación es la misma, lo único que cambia es el chocolate.
·         Ingredientes.
Para el ganache de chocolate negro:
200 gramos de chocolate negro especial postres.
200 ml de nata (más del 35% de materia grasa).
Para el ganache de chocolate blanco:
200 gramos de chocolate blanco.
200 ml de nata (más del 35% de materia grasa).

En realidad es muy sencillo de recordar, porque para hacer un relleno con consistencia (como es en este caso) se trata de utilizar la misma cantidad de chocolate que de nata.
·         Preparación.
Ponemos en un bol el chocolate negro partido en trozos y en otro bol el chocolate blanco, también partido en trozos.

Ponemos en un cazo 200 ml de nata y lo ponemos a calentar, sin dejar que hierva. Cuando la nata esté caliente la echamos sobre uno de los boles y removemos hasta que el chocolate se deshaga del todo.
Una vez finalizado con un bol, hacemos lo mismo con el otro. Calentamos los 200 ml de nata correspondientes hasta que esté caliente, sin llegar a hervir, y lo echamos sobre el chocolate. Removemos hasta que se deshaga.
Cuando el chocolate esté frío, se tapa con papel film y se mete en la nevera. El día que vayamos a utilizarlo, lo sacamos unas horas antes, para que esté a temperatura ambiente y podamos trabajarlo sin problemas.

Lo que noté con el relleno de chocolate blanco es que se quedó bastante más líquido que el de chocolate negro.  
Esto tiene fácil solución. Cuando lo vayamos a utilizar y esté ya a temperatura ambiente, lo montamos con unas varillas hasta que adquiera la consistencia que queramos. El chocolate blanco tarda un poco más en montar que el negro, pero se queda perfecto, con una consistencia ideal para rellenar el pastel.
¡¡¡Rico!!!

jueves, 22 de marzo de 2012

Fondant de nubes

Dentro de unos días es el cumpleaños de mi pequeña, dos añitos ya, y he pensado en hacerle una tarta especial, una tarta de Pocoyó. Está emocionada con la idea y me lo repite cada día, así que no puedo fallarla.
Lo primero que voy a hacer es preparar un fondant blanco de nubes (tengo también uno rosa que hice hace algo más de un mes para el cumpleaños de mi madre). De ahí la entrada, voy a intentar hacer un paso a paso de la tarta, por si alguien se anima a hacerla. Mi idea es hacer la tarta cuadrada, recubrirla con fondant blanco (pues en el mundo de Pocoyó todo es blanco) y luego darle color con los muñecos de Pocoyó, Elly, Pato y Pulpo. Le pondré también algunos trozos de fondant de color con forma de corazón, de estrella, quizá haga una pelota, no sé, lo que se me vaya ocurriendo. Es la primera vez que voy a hacer una tarta de este tipo, con muñecos en tres dimensiones, así que no sé cómo saldrá, pero bueno, todo sea por ver su carita cuando esté terminada.
A lo que vamos, la receta del fondant de nubes. Hay muchísimas páginas web donde encontraréis el paso a paso incluso con vídeo, yo aquí lo dejaré con fotos.
Los ingredientes son muy básicos:
-          Nubes (podéis comprarlas en cualquier Alcampo, las venden en bolsas de 200 gramos y vienen tanto de color blanco como de color rosa).
-          Azúcar glass.
-          Mantequilla.
-          Aromatizante.
En realidad, el aromatizante es opcional. Yo compré un bote de esencia de azahar y me encanta el sabor que le da, así que es lo que utilizo.
Las medidas también son muy sencillas: doble de azúcar glass que de nubes. En mi caso, utilicé 400 gramos de nubes, así que fueron necesarios 800 gramos de azúcar glass. Seguramente tenga de sobra con esa cantidad, pero no me quiero quedar corta en un caso así. Como el fondant dura fácilmente un par de meses o más, ya le daré uso.
PASO A PASO.
Lo primero que tenemos que hacer es pesar las nubes que vamos a utilizar para realizar el fondant. Como comento, yo he utilizado 400 gramos de nubes de color blanco.

A continuación, pesamos el azúcar glass, recordando que debe ser justo el doble del peso de las nubes. En mi caso, 800 gramos de azúcar.


Una vez pesado, ponemos las nubes en un bol resistente al microondas que previamente habremos engrasado bien con mantequilla. Añadimos la esencia que queramos, una cucharadita, lo suficiente para humedecer las nubes sin que queden empapadas. Además, las esencias suelen tener mucho sabor y aroma, así que con una cucharada será suficiente para esta cantidad. Si no queremos o no tenemos esencia, añadimos agua.

Metemos el bol en el microondas para fundir las nubes. Lo mejor es hacerlo poco a poco, para evitar que se quemen, así, lo vamos haciendo en intervalos de treinta segundos. Pasados los treinta segundos, sacamos el bol, movemos las nubes y volvemos a introducirlo, hasta que se fundan totalmente.




Cuando ya estén fundidas las nubes, es hora de ir añadiendo el azúcar poco a poco. Lo que yo hice fue añadir azúcar glass en la superficie donde iba a trabajar las nubes (la encimera que veis en la foto) y echar encima las nubes fundidas, directamente. Es importante que la superficie de trabajo tenga azúcar suficiente, pues se pega la mezcla con mucha facilidad. Poco a poco vamos agregando todo el azúcar, mientras amasamos la mezcla. Al final queda una masa compacta pero un poco elástica. Si no llegáis a echar todo el azúcar no habría mucho problema, porque a la hora de amasar el fondant para recubrir la tarta, siempre se puede añadir más. Lo difícil es cuando nos pasamos con el azúcar, que entonces parece ser que se vuelve una masa con la que es imposible trabajar.

La masa debería quedar más o menos así, como veis en la foto.
Como hacer fondant de nubes

Para guardarla, lo que hice en su día y lo que he vuelto a hacer ahora es engrasar el fondant con mantequilla bien por todos los lados y envolverla muy bien en papel film. Después, a la nevera. Es cierto que se endurece mucho con el frío, para trabajarla es mejor sacarla un poco antes y darle un golpe de calor con el microondas para poder amasarla y estirarla bien.
Para que os hagáis una idea, así quedo la que le hice a mi madre. El fondant lo hice de la misma manera y la preparé un día antes.

El fondant rosa lo hice de la misma manera, pero con las nubes rosas que venían en la bolsa. Los detalles de las hojas y las rosas son comprados, no me atrevía a hacerlos yo. La verdad es que quedó riquísima, fue todo un triunfo y a mi madre le encantó.
¡¡¡Estoy deseando hacer la de mi pequeña!!!

domingo, 18 de marzo de 2012

El arte del colecho

Cuando me inicié en esto de la maternidad, cuando buscaba en internet algo relacionado con la lactancia, casi siempre aparecían vinculadas palabras como porteo y colecho. No tenía ni idea de lo que significaba ninguna de las dos, aunque en esta entrada me centraré en el colecho.
El colecho es una práctica en la que los bebés o niños duermen en la misma cama que sus padres. Cuando nuestro bebé nace, lo más cómodo suele ser tenerle con nosotros en la habitación, por aquello de la frecuencia en los despertares. Poco a poco, a medida que el bebé crece y aumenta el tiempo que pasa dormido por la noche, muchos padres nos decidimos a cambiar a nuestro hijo de habitación y llevarle a la suya. Sin embargo, creo que todas las madres tenemos esa  inquietud al tener a nuestro bebé lejos de nosotras. ¿Quién no ha ido más de una vez a la cunita del bebé en la otra habitación para echarle un vistazo y ver “que respira”? Realmente creo que nuestros instintos más primarios nos hacen desear que nuestros hijos estén con nosotras en la misma habitación pero muchas veces la presión social o las opiniones de familiares y/o amigos nos hacen separarlos de nuestro lado.
La decisión de dormir con los hijos es algo que sólo concierne a los padres, a nadie más. Muchos padres deciden practicar el colecho desde el principio y otros, como fue mi caso, comienzan a partir de un momento dado, en el que los despertares aumentan y resulta mucho más cómodo tener al bebé cerca que levantarse  de la cama e ir a su habitación quince veces durante la noche.
He de decir que al principio me daba mucho miedo dormir con ella en la misma cama, por todo lo que me habían dicho al respecto sobre la posibilidad de aplastarla y asfixiarla mientras duermes. Poco a poco, a medida que leía al respecto, supe que rara vez ocurre esto y que suele recomendarse que no se duerma con los bebés cuando la madre está sometida a una medicación muy fuerte, está muy cansada o ha bebido, fumado o tomado drogas. Es mucho más peligroso quedarse dormido con el bebé en el sofá, porque puede quedar atrapado entre los cojines o en cualquier recoveco.
Practicar el colecho tiene muchas ventajas y una de ellas recae directamente sobre la lactancia materna, pues los bebés que duermen con su madre suelen mamar más frecuentemente que los que están en otra habitación, lo que favorece el buen asentamiento de la lactancia y la producción de leche. Las tomas nocturnas, y más al principio, son de las más importantes. Se crea una especie de conexión entre la madre y el bebé que permite que la mamá sea más consciente de las necesidades del bebé, incluso antes de que este se despierte, de manera que nos ahorramos llantos nocturnos.
Según mi experiencia, puedo decir que el colecho fue una decisión que tomamos porque mi hija se despertaba muchísimas veces durante la noche (como comenté en esta entrada) y realmente era muy cansado estar con ella en brazos dándole el pecho. He de decir que, en mi caso, no soy de las madres que se duermen mientras su bebé está al pecho, si ella mama cinco o seis veces por la noche y está al pecho diez minutos cada vez, en total yo estoy mínimo una hora despierta. Pero aun así, compensaba, porque no tenía que levantarme. En muchas ocasiones, ella ni siquiera llegaba a llorar, porque en cuanto se removía buscándome, yo sacaba el pecho y ella se enganchaba y aquí paz y después gloria. Es totalmente cierto que llega un momento en el que te despiertas antes de que lo haga el bebé y yo he comprobado que mi respiración va muy acompasada con la suya. Estas noches que está con bronquitis y respira peor a mi me ocurre lo mismo. Es realmente muy curioso.
Y ahora que está siendo más mayorcita, alguna que otra noche se ha acercado a mi, me ha abrazado varias veces hablando bajito y diciendo: “mamá, mamá”, y eso realmente es una pasada. Y ver cómo se despierta cada mañana y me dice: “Hola mamá”… qué puedo decir, no tiene precio, realmente merecen la pena las posturas incómodas o las malas noches que en muchos momentos hemos tenido si luego te premia con estos detalles. Además, sé que esto es algo temporal, que dentro de un tiempo no querrá dormir conmigo, así que ahora aprovecho todo lo que puedo.
Y como en todos los aspectos de la vida, hay que ponerle un poco de humor al colecho. Cuando veáis las fotos, lo entenderéis. Hay veces que es dificilísimo encontrar una postura cómoda cuando se duerme con un bebé. Estas ocho posturas del colecho son muy divertidas y han sido creadas por el autor del blog How to be a dad:

El arte del colecho


Pero de todas formas, el colecho no es algo obligatorio ni imprescindible, si a la familia le va bien, perfecto. Si decide no hacerlo, es igual de respetable.

martes, 13 de marzo de 2012

Catarro por la mañana, bronquitis por la tarde

En realidad, no me gusta generalizar con estas cosas y lo que voy a contar a continuación no deja de ser mi mala experiencia con el servicio de pediatría de mi localidad, Humanes de Madrid. No tiene por qué ser extensible a otras localidades, pero cualquier comentario u opinión será bien recibido.
Mi hija empezó con moquitos el jueves, pero no eran muy espesos, estornudaba más de lo habitual pero en realidad poca cosa. E igual amaneció el viernes, seguía con sus moquitos, pero nada más. El viernes por la tarde ya empezó con tos, sonaba igual que cuando uno tiene flemas y eso pensamos que sería. Es más, al finalizar la tarde, empezó a llorar un poco más fuerte de lo habitual, vomitó y echó muchas flemas. Luego se quedó tranquila. Seguía más o menos con su misma rutina de siempre, durmiéndose a las tantas, eso sí, despertándose para mamar más veces de lo normal. El problema en estos casos, es que en fin de semana, a no ser que vayas a urgencias, no tienes servicio médico. Quizá deberíamos haber ido a urgencias.
El sábado preferimos no salir (habíamos reservado en un restaurante para comer) y quedarnos en casa, para evitar que ella se pusiera peor, pero de nada sirvió. El sábado por la tarde ya tenía la tos muy agarrada, nosotros seguíamos pensando que serían flemas, porque sonaba bastante mal, así que pedí cita por teléfono con su pediatra para el lunes por la mañana. La noche del sábado al domingo ya fue un poco peor, ella no paraba de mamar y de dar vueltas en la cama. Comenzó con la fiebre, para lo que utilizamos apiretal.
El domingo la pobre tenía mucha congestión y mucha tos, se juntaban las dos cosas y le costaba mucho respirar. Estuvo todo el domingo con fiebre, más o menos controlada con el apiretal, aunque no llegó a quitarse del todo. No quería comer y estaba mucho más cariñosa que de costumbre, sólo quería brazos y estar paseando de un lado a otro. La noche del domingo al lunes fue horrible. No pudimos pegar ojo ninguno de los tres en toda la noche. Ella no paraba de toser y de llorar porque le dolía, cuando estornudaba veía las estrellas, estaba tan congestionada que no podía mamar. No quería estar tumbada porque no podía respirar bien, así que estuvimos prácticamente toda la noche (hasta las seis y media de la mañana) dando paseos con ella por casa. Estaba muy caliente, no conseguíamos bajarle la fiebre con el apiretal, así que teniendo en cuenta la experiencia de la última vez que tuvo fiebre (Convulsiones febriles) le pusimos paños de agua fría por la frente, la nuca, las manos, e intentábamos que tuviera el menor calor posible, aunque eso, teniendo que estar con ella en brazos durante horas, es muy difícil de conseguir. De tanta tos como tenía, la pobre no podía ni hablar, ni llorar ni nada, daba mucha penita verla en esas circunstancias.
Por fin llegó la hora de ir al médico. Íbamos con muchas ganas, porque creíamos que nos daría algo para la tos y la congestión. Cuando nos atendieron, a eso de las diez de la mañana, le conté a la pediatra todo lo que había pasado el fin de semana. No me preguntó cuánta fiebre había tenido ni nada en particular (si había tenido diarreas o vómitos o algo así, fuera de lo normal). La pediatra le auscultó el pecho (por delante, no por la espalda), le miró los oídos y la garganta. Al terminar, nos comentó que toda la exploración era normal (todo esto con el teléfono en la mano, pues estaba atendiendo una llamada), que el oído estaba un poco enrojecido, pero que de momento todo era normal, que sería un catarrillo. Tenía la garganta un pelín irritada y que por eso estaba ronca. Nos comentó que el jueves ya no debería tener fiebre (después de cinco días con ella) pero que si seguía con ella, que volviéramos. También debíamos volver si comenzaba a quejarse más de lo normal del oído. Que le podíamos dar apiretal, pero que en realidad la fiebre es un mecanismo de defensa y que no deberíamos tratarla, sólo darle algo si veíamos que ella no estaba bien.
Nos fuimos de allí con las manos vacías y alucinando con las conclusiones a las que había llegado la buena mujer. En primer lugar, vamos a ver, que yo sepa, cuando alguien tiene fiebre, se encuentra mal, la fiebre puede ser un mecanismo de defensa y todo lo que ella quiera, pero cuando yo he tenido fiebre, me he medicado, porque además, en mi caso, cuando tengo tres décimas estoy fatal, por los suelos. No quiero ni pensar como debe estar un bebé o un niño pequeño que no sabe qué le está pasando ni sabe cómo expresarlo. En segundo lugar, ¿tengo que esperar a que mi hija esté cinco días con fiebre para que me mande algo más efectivo o para que le haga algo más de caso? ¿Tengo que esperar a que coja algo más grave en el oído para que le den algo? Y en tercer lugar, no soy médico, pero no me puedo creer que con la tos que tenía mi hija la exploración fuese normal, como si no hubiera tosido en meses.
Afortunadamente, nosotros tenemos un seguro privado y, viendo que mi hija estaba realmente mal, que le costaba respirar, que no podía dormir, que le dolía todo, decidimos llevarla por la tarde, para tener una segunda opinión. Y menos mal que lo hicimos. El pediatra me hizo un montón de preguntas para hacerse una composición de lugar de cómo estaba la niña. Le examinó la garganta lo primero y nos dijo que tenía la garganta fatal, es más, me la enseñó y yo misma pude ver que estaba totalmente enrojecida. Le miró los oídos y nos comentó que el oído también estaba afectado (pude comprobarlo por mi misma, estaba igual de enrojecido que la garganta). Le examinó el abdomen y la auscultó (por el pecho y por la espalda) y nos comentó que había unos ruidos que no le gustaban mucho, que parecía que podía tener bronquitis, pero que quería asegurarse y nos iba a mandar una radiografía de pecho urgente. Cuando volvimos con la radiografía, nos confirmó el diagnóstico: bronquitis. Si hubiéramos esperado más días antes de actuar, probablemente mi niña habría terminado en urgencias o ingresada, no sería el primer caso.
¿Cómo es posible que a las diez de la mañana mi hija sólo tuviera un catarro y que cinco o seis horas después tuviera bronquitis? Nosotros tenemos la suerte de contar con un seguro privado, que nos permite tener una segunda opinión, pero, ¿y todas las familias que no tengan esta posibilidad y vayan con un caso similar al nuestro? ¿Cuántos niños no habrá en urgencias por “catarritos mal curados”? Me parece increíble que esto pase, así que lo que nosotros vamos a hacer es poner una queja a esta pediatra, no sé si servirá de mucho, pero no pienso callarme. No es la primera vez que me pasa en este centro de salud, aunque la otra vez fue con otra pediatra, y esta vez no pienso dejarlo aquí.

viernes, 9 de marzo de 2012

Hospital de Fuenlabrada

En este embarazo lo tengo claro, voy a ir a dar a luz en el Hospital de Fuenlabrada que, además, es el que me corresponde.
Como comenté en la entrada El nacimiento de nuestra pequeña, a toro pasado, me doy cuenta de que no fue un parto como debería haberlo sido y, lo peor de todo no fue lo desatendidos que estuvimos, si no el hecho de que me separaran de mi hija nada más nacer y que no pudiera darle el pecho hasta tres horas después. Como esto no quiero que me vuelva a pasar, iré a este hospital.
Para quien no lo conozca o no lo sepa, el Hospital Universitario de Fuenlabrada fue galardonado por UNICEF como “Hospital Amigo de los Niños”. Esto significa que tiene como protocolo promover la lactancia materna desde el primer momento, favoreciendo a su vez el contacto piel con piel entre el recién nacido y la madre (ahora también en partos por cesárea). Además, fue el primer hospital de la comunidad de Madrid en obtener esta distinción.
Conozco a varias personas que han dado a luz allí y todas las opiniones han sido muy buenas. Aunque también me he encontrado con opiniones negativas navegando por la web, prefiero quedarme con las positivas. Entre las opciones que da a las futuras mamás este hospital está la de poder sacar al bebé, ver el proceso de parto desde un espejo o elegir la postura que resulte más cómoda a la mamá para dar a luz, siempre y cuando las condiciones lo permitan.
No administran enema ni realizan rasurado y la episiotomía se realiza de manera restrictiva y no generalizada como suele suceder en otros centros. La madre tiene la posibilidad de establecer un plan de parto, donde exponga todas las condiciones que considere que deben respetarse. Este plan de parto se facilita después al equipo médico que la atiende en el alumbramiento.
Ayer, sin ir más lejos, estuve hablando con una amiga que dio a luz en el hospital de Fuenlabrada en Septiembre y está muy contenta. Me comentó que lo mejor de todo fue que desde el primer instante, tuvo a su hija con ella, todas las pruebas que se realizan al recién nacido las hicieron sin separarlas. Y, el resto de pruebas (como la del talón o la auditiva) se realizan en la misma habitación, vamos, que ella no perdió de vista a su hija ni un segundo durante el tiempo que estuvo ingresada. Y tuvo la suerte de estar en una habitación individual, pues a pesar de ser un hospital público, cuenta en maternidad con un número de habitaciones individuales.
Tengo claro que este parto no va a ser como el primero y que quiero disfrutar de esos primeros momentos con mi hijo. ¡Ya os contaré!

martes, 6 de marzo de 2012

Asesora en lactancia materna

Este año por fin he comenzado mi formación como asesora en lactancia materna. A principios de año encontré una asociación federada que me gustó, Multilacta, me hice socia y empecé con la formación. Me han asignado una tutora que lleva ya mucho tiempo asesorando a otras madres y que está muy formada y estoy encantada.
El motivo de querer ser asesora es, básicamente, ayudar a otras madres que puedan tener algún problema durante su lactancia e intentar que no se pierdan tantas lactancias por mala información o por falta de confianza.
Como ya comenté en la entrada de Grietas, mastitis y absceso, mis comienzos en el mundo de la lactancia materna fueron complicados. Realmente creo que conseguí seguir con mi lactancia por pura cabezonería, porque sabía que era lo mejor que le podía dar a mi hija. En esos momentos, cuando tienes algún tipo de problema, el desconocimiento es el peor enemigo, los comentarios que familiares y amigos te hacen pueden llegar a ser determinantes para seguir o no adelante con el pecho. Los pensamientos arcaicos nos atacan por todos los lados, comentarios del tipo “si llora tanto es porque se queda con hambre, tu leche no es buena”, “con tantos medicamentos, la leche se queda aguada y no le llena lo mismo”, “normal que llore, la pobre está muerta de hambre”, “¡¡¡cómo vas a seguir dándole el pecho con la fiebre que tienes!!!” pueden llegar a mermar mucho la confianza que una madre primeriza tiene en su capacidad para alimentar a su hijo.
Yo no conocía la existencia de grupos de apoyo, no sabía que había lugares en los que alguien formado y con experiencia en lactancia podía ayudarte, revisar la postura y el agarre del bebé y aconsejarte sobre cómo avanzar correctamente con el pecho. Sé que gracias a estos grupos se han salvado muchas lactancias (por ejemplo, el último en el que estuve, una madre iba a dejar de dar el pecho porque creía que el medicamento que tenía que tomarse era incompatible con la lactancia) y se seguirán salvando y, me gustaría, cuando termine mi formación, poder aportar mi granito de arena.
Después de esta formación con Multilacta, me gustaría hacer la que ofrece Fedalma, que es on-line y dura prácticamente lo que un curso escolar. El mundo de la lactancia me parece muy interesante y quiero aprender cuanto más mejor, aunque ese curso ya es más caro, pero bueno, poco a poco. Terminado mi periodo de formación con Multilacta, intentaré crear un grupo de apoyo donde vivo, porque es un pueblo pequeño y creo que no hay ninguno, aunque sí que se hacen talleres para mamás en el centro de salud, pero lo voy a intentar. ¡Tengo muchas ganas!
Dejo aquí la página web de la asociación: Multilacta

lunes, 5 de marzo de 2012

Bugaboo Camaleon

Un día, la autora del blog Bebés sobre ruedas, me comentó que había realizado una entrada en la que se preguntaba por qué la gente se decantaba por el bugaboo, teniendo en cuenta que no es de los más baratos del mercado.
Pues bien, aquí dejo las razones por las que, en su día, decidimos comprar este carrito.

Cuando empiezas a mirar carritos para bebés, hay que tener en cuenta que, durante los primeros meses de vida, el bebé no puede ir sentado, tiene que ir siempre en posición horizontal. Por ello, es necesario tener un capazo, que cumple perfectamente esta función, pues es como una cunita en movimiento. A partir de los seis meses (o de los nueve kilos), se les puede pasar a la silla (hay quien los pasa antes, porque el niño es muy grande y está justito en el capazo). Además de esto, necesitamos una silla del grupo 0 para poder llevarlo en el coche. Lo más habitual es que sea una sillita tipo huevo como es la maxi-cosi o similar.

Al igual que muchas otras marcas, con el Bugaboo Camelon tienes el capazo y la silla y, además, dispone de unos adaptadores específicos para poder usar la sillita Maxi-Cosi. Aunque parezca lo contrario, Maxi-Cosi no es de Bugaboo. Yo así lo creía, porque todos los Bugaboos que veía por la calle llevaban la Maxi-Cosi, pero no.

Miramos en varias tiendas para comparar precios pero en realidad, según nos comentaron en una de ellas, es Bugaboo el que determina el precio del carro y, por tanto, no hay diferencias de precios entre un establecimiento y otro. El precio del Bugaboo Camaleon (sin Maxi-Cosi) era de, aproximadamente, 900 euros. La Maxi-Cosi puede llegar a rondar los 200 euros. Es decir, el lote de tres piezas nos saldrá por más de 1000 euros. Nosotros encontramos una oferta muy buena en la Maxi-Cosi, nos la dejaron a mitad de precio y nos ahorramos un poquito ahí, por eso, decidimos comprarla en una tienda de Juegos y Sueños.

¿Por qué Bugaboo y no otra marca?

He de reconocer que cuando fuimos a mirar carritos, ya íbamos muy predispuestos con esta marca, pues nos habían hablado muy bien de ella. La dependienta que nos atendió nos comentó que las principales diferencias entre esta marca y cualquier otra eran, principalmente, las siguientes:
-          Colchón anti ahogo: en su día (hablo de hace dos años y medio) era el único cochecito del mercado que tenía una protección anti ahogo por si el bebé se daba la vuelta, poniéndose boca abajo. Esta protección es como una rejilla que recubre todo el colchón, creando como una camarita de aire que facilita la respiración del bebé. Sistemas como este también están en los colchones de las camas o cunas convertibles (nosotros compramos uno que también lo tenía).
-          Servicio técnico: igualmente, era la única casa del mercado que ofrecía una garantía de dos años en sus productos, de forma que, si algo no funciona como debería en el carrito o se rompe, Bugaboo te cambia el carro por uno nuevo. Esto está realmente bien, imaginaos que tenemos esta misma opción en nuestros coches, sería una pasada.
-          Manejabilidad: otra de las características más importantes de la marca. Realmente se maneja de maravilla, con una mano puedes girarlo 360º, sin ningún tipo de esfuerzo. No es que yo personalmente haya llevado muchos carros en mi vida, pero mis padres tienen una sillita para cuando mi hija pasaba las mañanas con ellos y ni por asomo puedes hacer lo mismo con esta silla que con un Bugaboo.
En principio, estas son las características que lo diferencian de otro carrito. Luego, por supuesto, tiene muchas otras particularidades, como sistema de freno, ruedas con suspensión ajustable, posición de dos ruedas para poder ir por arena o nieve, manillar reversible y de altura ajustable, etc. El sistema de plegado también es un poco diferente al de otras sillas que he visto, pues el chasis del carrito se pliega, por decirlo de alguna manera, hacia abajo, no tipo paraguas como otros carros. Esto significa que, si el carrito mide de ancho 60 cm, plegado seguirá midiendo 60 cm, aunque claro, de alto se queda en nada, 10 cm, de forma que puedes guardarlo debajo de una cama o similar, no ocupa nada de espacio.
Para que os hagáis una idea, al principio, yo llevaba a mi hija en un Seat Ibiza de tres puertas. El Ibiza tiene un maletero, ¿cómo decirlo?, ridículo. Sin embargo, el Bugaboo entraba perfectamente quitándole las ruedas traseras, que son las más grandes. Eso sí, el maletero queda inutilizado. Si vamos de compras y tenemos que meter bolsas, la cosa está complicada.
Dejo un par de páginas para que podáis ver algunas cosillas más de este carrito:
Sillas de paseo
Bugaboo

jueves, 1 de marzo de 2012

Lactancia y embarazo

La lactancia materna durante el embarazo es un tema bastante controvertido y del que no hay excesiva información. Muchos de los profesionales médicos con los que nos encontramos hoy en día tienen muy poca formación en lactancia materna y la que tienen está bastante anticuada, por tanto, si el ginecólogo sabe que se está amamantando durante el embarazo, lo más probable es que quiera que se termine.

Ese fue mi caso. He de decir de todas formas, que, en general, cuando alguien (sea médico o no) sabe que sigo dando el pecho a mi hija de 23 meses suele reaccionar de una manera extraña, como si fuese algo malo o algo que ya no debería hacer. Yo me pregunto, ¿por qué tengo que darle leche de vaca a mi hija si quiero y puedo seguir dándole leche materna, que es la adecuada para ella? ¿Por qué es mejor la leche de un animal de otra especie que la de la suya? Pero bueno, eso es otro tema. A lo que iba, cuando fui a la primera ecografía, mi ginecóloga me comentó que era necesario suspender la lactancia, porque había un riesgo muy alto de aborto debido a la oxitocina que se genera mientras el niño mama. También me dijo que mi hija ya era mayor y que tenía que dejarle ya el lugar al pequeño (realmente, esta es la verdadera razón de que me recomendara el destete, pero bueno).

Me informé muchísimo, pero, como comentaba al principio, no hay muchos libros específicos de este tema, pero sí encontré información muy valiosa. Por ejemplo, supe que el útero no es susceptible a la oxitocina hasta el tercer trimestre del embarazo, por tanto, no hay ningún riesgo de aborto en este punto, pues el útero no está reactivo. Y no todas las madres notas contracciones en el tercer trimestre cuando su hijo mama y, de notarlas, cesan automáticamente cuando éste suelta el pecho.
Encontré un estudio realizado por Alba, en el que se comprobó que las mamás que habían amamantado durante el embarazo no tuvieron un parto prematuro ni se le adelantó mucho más que el primer embarazo. Los hijos no nacieron con menos peso ni tuvieron ningún problema por el simple hecho de dar de mamar durante la gestación.
Aquí dejo el enlace por si se quiere consultar: Lactancia en el embarazo y tándem
Debo decir que en ningún momento he tenido amenaza de aborto ni nada por el estilo, no noto contracciones cuando mi hija mama y en la última ecografía me comentaron que el bebé había cogido bastante peso, estando ya acorde con el tiempo de gestación. Mis analíticas son totalmente normales (tengo un poco de anemia, pero me ocurrió lo mismo en el primer embarazo).

Lo que sí puede pasar si una madre amamanta a su hijo durante el embarazo es que el bebé se destete de manera natural en algún momento de la gestación. Cuanto más pequeño sea el hijo mayor, más probabilidades hay de que ocurra. Aunque no siempre tiene por qué ser así.
Este posible destete se debe principalmente a dos razones: una bajada de producción de la leche, que suele suceder al comienzo del segundo trimestre, y la aparición del calostro, ya comenzando el tercero (o antes). La baja producción de leche hace que el bebé se canse o aburra de no obtener nada cuando mama. Y, con la aparición del calostro, la leche cambia de sabor y el bebé puede notarlo y rechazar el pecho.

A pesar de la baja producción de leche (que sí que ha sido evidente), mi hija ha seguido mamando incluso más que antes de quedarme embarazada. Ignoro si ya he empezado a producir calostro o no, pero desde luego si lo tengo y la leche ha cambiado de sabor, a ella no parece importarle. Si sigue así, voy camino del tándem, algo que por otro lado tengo ganas de experimentar, aunque sé que será un poco difícil al principio. Pero bueno, de todo se sale y a todo se acostumbra una.