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domingo, 18 de marzo de 2012

El arte del colecho

Cuando me inicié en esto de la maternidad, cuando buscaba en internet algo relacionado con la lactancia, casi siempre aparecían vinculadas palabras como porteo y colecho. No tenía ni idea de lo que significaba ninguna de las dos, aunque en esta entrada me centraré en el colecho.
El colecho es una práctica en la que los bebés o niños duermen en la misma cama que sus padres. Cuando nuestro bebé nace, lo más cómodo suele ser tenerle con nosotros en la habitación, por aquello de la frecuencia en los despertares. Poco a poco, a medida que el bebé crece y aumenta el tiempo que pasa dormido por la noche, muchos padres nos decidimos a cambiar a nuestro hijo de habitación y llevarle a la suya. Sin embargo, creo que todas las madres tenemos esa  inquietud al tener a nuestro bebé lejos de nosotras. ¿Quién no ha ido más de una vez a la cunita del bebé en la otra habitación para echarle un vistazo y ver “que respira”? Realmente creo que nuestros instintos más primarios nos hacen desear que nuestros hijos estén con nosotras en la misma habitación pero muchas veces la presión social o las opiniones de familiares y/o amigos nos hacen separarlos de nuestro lado.
La decisión de dormir con los hijos es algo que sólo concierne a los padres, a nadie más. Muchos padres deciden practicar el colecho desde el principio y otros, como fue mi caso, comienzan a partir de un momento dado, en el que los despertares aumentan y resulta mucho más cómodo tener al bebé cerca que levantarse  de la cama e ir a su habitación quince veces durante la noche.
He de decir que al principio me daba mucho miedo dormir con ella en la misma cama, por todo lo que me habían dicho al respecto sobre la posibilidad de aplastarla y asfixiarla mientras duermes. Poco a poco, a medida que leía al respecto, supe que rara vez ocurre esto y que suele recomendarse que no se duerma con los bebés cuando la madre está sometida a una medicación muy fuerte, está muy cansada o ha bebido, fumado o tomado drogas. Es mucho más peligroso quedarse dormido con el bebé en el sofá, porque puede quedar atrapado entre los cojines o en cualquier recoveco.
Practicar el colecho tiene muchas ventajas y una de ellas recae directamente sobre la lactancia materna, pues los bebés que duermen con su madre suelen mamar más frecuentemente que los que están en otra habitación, lo que favorece el buen asentamiento de la lactancia y la producción de leche. Las tomas nocturnas, y más al principio, son de las más importantes. Se crea una especie de conexión entre la madre y el bebé que permite que la mamá sea más consciente de las necesidades del bebé, incluso antes de que este se despierte, de manera que nos ahorramos llantos nocturnos.
Según mi experiencia, puedo decir que el colecho fue una decisión que tomamos porque mi hija se despertaba muchísimas veces durante la noche (como comenté en esta entrada) y realmente era muy cansado estar con ella en brazos dándole el pecho. He de decir que, en mi caso, no soy de las madres que se duermen mientras su bebé está al pecho, si ella mama cinco o seis veces por la noche y está al pecho diez minutos cada vez, en total yo estoy mínimo una hora despierta. Pero aun así, compensaba, porque no tenía que levantarme. En muchas ocasiones, ella ni siquiera llegaba a llorar, porque en cuanto se removía buscándome, yo sacaba el pecho y ella se enganchaba y aquí paz y después gloria. Es totalmente cierto que llega un momento en el que te despiertas antes de que lo haga el bebé y yo he comprobado que mi respiración va muy acompasada con la suya. Estas noches que está con bronquitis y respira peor a mi me ocurre lo mismo. Es realmente muy curioso.
Y ahora que está siendo más mayorcita, alguna que otra noche se ha acercado a mi, me ha abrazado varias veces hablando bajito y diciendo: “mamá, mamá”, y eso realmente es una pasada. Y ver cómo se despierta cada mañana y me dice: “Hola mamá”… qué puedo decir, no tiene precio, realmente merecen la pena las posturas incómodas o las malas noches que en muchos momentos hemos tenido si luego te premia con estos detalles. Además, sé que esto es algo temporal, que dentro de un tiempo no querrá dormir conmigo, así que ahora aprovecho todo lo que puedo.
Y como en todos los aspectos de la vida, hay que ponerle un poco de humor al colecho. Cuando veáis las fotos, lo entenderéis. Hay veces que es dificilísimo encontrar una postura cómoda cuando se duerme con un bebé. Estas ocho posturas del colecho son muy divertidas y han sido creadas por el autor del blog How to be a dad:

El arte del colecho


Pero de todas formas, el colecho no es algo obligatorio ni imprescindible, si a la familia le va bien, perfecto. Si decide no hacerlo, es igual de respetable.