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lunes, 30 de enero de 2012

Las pruebas en el segundo trimestre de embarazo - Parte I

Con este embarazo me están haciendo muchas pruebas y la entrada sería muy larga, así que he pensado en dividirla en dos.
Si se trata de un embarazo normal, básicamente las pruebas que se tienen en este trimestre son la ecografía de las 20 semanas, analítica y prueba del azúcar. Estas pruebas también me las han hecho a mí, además de otras que contaré a continuación.
A las 16 semanas me hicieron una ecocardiografía fetal para ver el desarrollo del corazón. Esta prueba se diferencia de una ecografía normal en que se centra sólo en el estudio del corazón, no miran nada más. Ignoro si la máquina para hacer la ecografía es diferente a las que se utilizan en las de control, pero lo que sí que cambia es la persona que la hace. En este caso, la realiza un pediatra. En el gabinete donde me llevan el embarazo no hacen este tipo de ecografías, así que la hice en el hospital montepríncipe de Boadilla. Salí muy contenta porque la pediatra dedicó mucho tiempo en ver el corazón de mi pequeño, estuvo casi media hora mirando cada milímetro y eso que no debe ser nada fácil. En esa semana el bebé no debería medir más de 12 centímetros, así que imaginaos el tamaño que debería tener el corazón. Aunque cuando mejor se ve todo es en la ecografía de las 20 semanas, la pediatra nos comentó que si hubiera alguna cardiopatía grave, se habría visto en esa eco, así que nos quedamos muy tranquilos.
La siguiente prueba es la ecografía de las 20 semanas. Esta ecografía es de las más importantes en este trimestre, pues se hace un estudio morfológico completo del bebé. Aquí las mamás nos podemos quedar ya más tranquilas, porque nos dicen si el crecimiento fetal es el adecuado y cómo está cada órgano. Además, ya nos podrán decir el sexo del bebé. En esta ecografía también se toman su tiempo, en mi caso estuvieron como 20 minutos o algo más, también porque tenían que mirar un poco más teniendo en cuenta los antecedentes.
En la semana 23 o 24 se hace la prueba del azúcar junto con la analítica del segundo trimestre. La prueba del azúcar consiste en realizar una primera extracción de sangre, beberse una botella de glucosa (que está fresquita y sabe a naranja, riquísima, al menos para mí) entre 5 y 8 minutos y, una vez bebida, esperar una hora sin moverse, tras la que se realiza una segunda extracción de sangre. De esta forma evalúan la posibilidad que tienes de padecer diabetes gestacional. Si esta prueba da positiva, hay que volver a hacerla, pero esta vez en lugar de estar una hora, se están tres. Por suerte, en ninguno de mis dos embarazos he tenido que repetir la prueba, siendo mis niveles de glucosa muy buenos.
En la semana 24 me realizaron una ecografía de control para ver qué tal iba el  bebé. Todo parecía que estaba bien, el corazón así como el resto de órganos estaban correctamente formados. El problema que han visto en esta ecografía es que la edad del bebé no se corresponde con la edad gestacional, es decir, las medidas que tiene son de una semana menos. Así que ahora mismo estoy de baja, haciendo reposo, para que el bebé crezca. Dentro de tres semanas tengo que hacerme una ecocardiografía, una resonancia magnética fetal y otra ecografía de control para ver si el bebé ha crecido correctamente.
Aunque nos han dicho que no nos agobiemos, la verdad es que sí que piensas un poco más en los motivos por los que el pequeño no ha crecido como debería. Si el embarazo fuera normal, no le habrían dado la mayor importancia, pero al haber tenido una TN aumentada tienen que ir con mil ojos.
En fin, paciencia…

viernes, 27 de enero de 2012

Recetas para nuestros peques

Bueno, como cualquier otra madre, estoy poco a poco investigando qué clase de comida le gusta más a mi hija y voy a ir dejando aquí las recetas de las comidas que mejor se come.
·         Berenjenas rellenas
La primera vez que las comió me sorprendió muchísimo, porque realmente no creía que le fuera a gustar el sabor de la berenjena, pero… ¡¡sorpresa!!, le encanta. Yo las hago rellenas de pollo, que me parece quizá algo menos fuerte que con carne picada. Aquí van los ingredientes y las instrucciones, es muy sencillito.
INGREDIENTES
-          Berenjena (una pequeña).
-          Media cebolla muy picada.
-          Pechuga de pollo (probablemente con una pechuga no muy grande sea suficiente, pero esto también va en función de la cantidad de pollo que queramos que tenga).
-          Tomate frito.
INSTRUCCIONES
Partimos la berenjena por la mitad y la ponemos al horno, con un chorrito de aceite por encima, a una temperatura de 180º, hasta que estén blandas al pincharlas. Es recomendable hacerle unos cortes a la berenjena para que el calor penetre.
Mientras la berenjena se hace, picamos la cebolla y el pollo lo más pequeño posible. Sofreímos la cebolla en una sartén con un poco de aceite de oliva hasta que cambie de color y se vuelva transparente. Agregamos el pollo y lo sofreímos hasta que esté hecho. Reservamos hasta que la berenjena esté hecha.
Cuando la berenjena esté blanda, la sacamos del horno y retiramos con cuidado la carne, dejando la piel intacta. Ahora tenemos dos opciones, o bien picarla con el cuchillo o, como hago yo, triturarla. Añadimos la berenjena al sofrito de cebolla y pollo y sofreímos un poco más. Añadimos tomate frito al gusto, eso sí, no se trata de que quede como una salsa, más bien es para darle color y sabor.
Rellenamos las berenjenas, les echamos por encima queso rallado y las volvemos a meter al horno para gratinar, hasta que el queso esté fundido.
Como digo, a mi niña le encantan, es más, hoy se ha comido una berenjena entera  (dos mitades).
·         Bolitas de patata y pescado.
Realmente esta receta es muy socorrida y a los niños les encanta. La pueden comer tengan o no muchos dientes, porque está todo muy machacado. En cuanto nuestro hijo pueda comer pescado, podemos hacer esta receta.
INGREDIENTES
-          Patatas (dependerá de la cantidad que queramos hacer, por ejemplo, cuatro).
-          Lomos de merluza.
-          Un huevo.
-          Pan rallado.

INSTRUCCIONES
Pelamos las patatas y las partimos para cocer. Deberán cocer hasta que estén hechas, no muy blandas porque lo que vamos a hacer con ellas son unas bolitas que después freiremos, así  que deben quedar “al dente”. Cuando a las patatas les queden un par de minutos, agregamos los lomos de merluza (dos o tres, dependiendo de la cantidad de pescado que queramos que tenga la bolita).
Cuando esté todo hecho, sacamos el pescado y escurrimos las patatas, para quitar toda el agua. Yo, personalmente, al  pescado le quito la piel antes de machacarlo. Machacamos bien la patata, como si fuera para un puré. Desmenuzamos el pescado y lo mezclamos todo.
Cuando la mezcla esté fría, hacemos bolitas, las pasamos por huevo y pan rallado y las freímos hasta que estén doradas. Mi niña se come fácilmente cinco o seis bolitas sin problemas.
Se pueden congelar ya rebozadas y son muy socorridas pues se sacan una hora antes, se fríen y ya tenemos cena.
·         Guacamole.
Bueno, ¿quién no ha probado alguna vez el guacamole? A nosotros en casa nos encanta, a los tres. Mi niña coge los triángulos de maíz y los mete en el guacamole, le encanta eso, como nos ve a nosotros hacerlo, creo que le hace sentir más mayor.
INGREDIENTES
-          Aguacate.
-          Cebolla fresca.
-          Tomate.
-          Lima.
Se abre el aguacate por la mitad, se le quita el hueso y se saca el contenido. Se machaca hasta dejar una pasta lo más homogénea posible. Se pica cebolla fresca y tomate muy pequeño y se agrega al aguacate. Se añade el zumo de media lima y se mezcla todo. Podemos añadirle más zumo de lima si nos gusta o más cebolla, más tomate, en fin, esto ya va al gusto. Es una receta muy rápida de hacer y que está riquísima.

Apoyo al doctor Paricio

El doctor Paricio es un pediatra que lleva muchos años trabajando por y para la lactancia materna en un hospital de Denia. Es responsable de la página web http://www.e-lactancia.org/, una página realmente útil para todas las madres que amamantamos, pues podemos consultar el riesgo de un medicamento en concreto para el lactante y la lactancia. Esta página me ha dado mucha tranquilidad en numerosos momentos.

Ahora, quieren cesarle. Se están recogiendo firmas en esta página web http://actuable.es/peticiones/en-apoyo-al-dr-jose-maria-paricio-hospital-denia, yo ya he firmado.

lunes, 23 de enero de 2012

Convulsiones febriles

El jueves tuvimos la peor experiencia de nuestra vida, una experiencia que espero no volver a vivir nunca más.

Cuando llegué a casa a recoger a mi hija, estaba un poco rara, llevaba tratando de dormirse una hora y aun me costó otra media hora que se durmiera. Estaba un poco caliente, seguramente tendría unas décimas, pero no pude comprobarlo porque en casa de mis padres no tenía termómetro.
Al despertarse estaba ya bastante más caliente, era evidente que tenía fiebre, no sólo unas décimas como antes de la siesta. Le di apiretal y al poco rato su temperatura empezó a bajar y ella poco a poco se iba animando. Además, hizo bastante caca, sin llegar a ser líquida, pero muy abundante. Asocié la fiebre a la tripa y que no tendría mayor importancia, seguramente al día siguiente ya estaría mejor.

Al poco de llegar a casa, se enganchó al pecho y empezó a quedarse dormida. Eran sólo las siete menos diez, algo poco habitual en ella, que siempre nos dan las tantas para que se meta en la cama. Pero contando que tenía fiebre, pensé que sería algo más normal. Se durmió muy poco, unos diez minutos, y volvió a despertarse, pero estaba muy mimosa, sólo quería estar en brazos y con el pecho. A las ocho volvió a quedarse dormida, pero un sueño muy intranquilo, porque se despertaba y me llamaba cada diez minutos.
En una de esas ocasiones (yo estaba con ella en la cama) le tomé la temperatura y tenía más de 39. Estaba esperando a que pasara algo más de tiempo porque sólo hacía tres horas y media que le había dado el apiretal y no podía volver a darle otra vez.

En un momento dado, me mordió el pecho, así que se lo quité y fue en ese momento cuando supe que algo no iba bien. Ella tenía la mirada perdida, fija en el techo (estaba boca abajo, así que os podéis hacer una idea de cómo tenía la mirada) y no se movía, no parpadeaba, no lloraba, no hacía nada. La levanté, llamándola por su nombre, zarandeándola, pero no respondía a ningún estímulo externo. Tenía los brazos estirados y rígidos, los dedos de las manos en forma de garra y las piernas también estiradas. Mi marido le pellizcaba en la pierna para ver si respondía, pero ella seguía con la mirada perdida.
Se me ocurrió que quizá estaba teniendo algún ataque y que podía tragarse la lengua o algo así, así que entre mi marido y yo le abrimos la boca y le agarré la lengua con los dedos. No saqué los dedos de la boca hasta que llegamos al hospital.

Llamamos a nuestros vecinos para que nos ayudaran y, cuando mi vecina nos vio, me dijo que me tranquilizara, que solía pasar cuando tenían fiebre y que no me preocupara que no iba a pasarle nada malo.
No recuerdo gran cosa del viaje al hospital, nuestro vecino iba volando con el coche, pitando, dando las largas, con las luces de emergencia dadas... una locura, y mientras tanto yo intentaba que mi niña no se durmiera, mientras me mordía los dedos con una fuerza increíble. Al menos se había relajado y ya no tenía la mirada perdida, se fijaba en las cosas y respiraba bien. Eso me tranquilizó mucho.

Afortunadamente, el hospital lo tenemos a cinco minutos, aunque a mi me parecieron muchos más. Nuestro vecino aparcó el coche casi dentro de la puerta de emergencias, salimos corriendo con la niña en brazos, descalzos y en pijama, con el personal de urgencias indicándonos el camino a urgencias pediátricas. Cuando llegamos al box, había seis o siete médicos que cogieron a mi niña, la desnudaron, le pusieron una mascarilla de oxigeno y le hicieron todo tipo de exploraciones. Una vez que le cogieron la vía y le pusieron una bolsita para recoger la orina y hacer una analitica, pudimos llevarla a una cama que había en la zona de observación, donde pasamos toda la noche. Le tomaron en dos ocasiones la temperatura para ir controlándola.

Según nos comentaron, las convulsiones febriles suelen ser habituales cuando hay una subida muy brusca de temperatura y que son totalmente benignas, no afecta a nivel neuronal ni a ningún otro nivel. Estas convulsiones pueden ocurrir una vez en toda la infancia o bien suceder una segunda vez. Si vuelve a pasar, se le administra un medicamento específico y se le lleva de nuevo a urgencias. Este medicamento se llama Stesolid rectal 5 mg y es como un enema. Se compone, básicamente, de diazepam, lo que ayuda a que el niño se relaje y la convulsión remita. En principio, este medicamento se administra si la crisis no remite en 3-5 minutos, pero como nos dijeron en urgencias, ningún padre aguanta ese tiempo antes de administrarlo porque, aunque parezca poco, en esos momentos se hace muy largo.
Cuando la convulsión comienza, lo que hay que hacer es colocar al niño en posición supina, hacia la izquierda o hacia la derecha, de manera que no haya riesgo de que se atragante con la lengua. También se le puede colocar con la cabeza ligeramente inclinada hacia delante. Si cuando llega la convulsión está comiendo, hay que retirarle la comida de la boca y si se ve que respira con normalidad, no hace falta meterle los dedos en la boca para sujetarle la lengua. Esta posición, además de evitar que tenga algún problema con la lengua, favorece el que se le pueda poner el medicamento si la crisis no remite por si sola. Una vez puesto, hay que apretarles un poco el culete para que no salga.

Esta mañana en el pediatra me han comentado que, aunque estos episodios se conozcan como convulsiones febriles no las provoca la fiebre, si no que ocurren en un contexto en el que hay fiebre. Por esto, no hay que obsesionarse con bajar la fiebre, porque el hecho de no tener fiebre no garantiza que no haya convulsión. Cuando un bebé/niño tiene una crisis de este tipo, hay más probabilidades de que vuelva a tenerla en un futuro, es más propenso a ello, pero esto no significa que necesariamente tenga que pasar por ello otra vez. Así que hay que intentar no obsesionarse demasiado con el tema, aunque en ocasiones es difícil no hacerlo.

Por suerte, todo ha quedado en un susto, pero espero no volver a pasar por esto nunca más.

miércoles, 18 de enero de 2012

Recogida de firmas POR LA GUARDA LEGAL DE LOS MENORES HASTA LAS 12 AÑOS

Una de las promesas electorales del actual Presidente del Gobierno fue la de ampliar la edad de la reducción de jornada por cuidado de un menor hasta los 12 años. Este compromiso todavía no se ha llevado a cabo.
Por ello desde este link podremos apoyar esta causa con nuestra firma.

http://www.peticionpublica.es/?pi=P2010N4312

viernes, 13 de enero de 2012

Aceite de argán

Otro descubrimiento de estos últimos meses. Había oído hablar de este aceite, me lo comentaron hace ya un tiempo en la farmacia, cuando fui a comprar el aceite de rosa mosqueta, pero no había tenido ocasión de probarlo.
La última vez que fui a ver a mi peluquera para teñirme el pelo me lo aplicó después de lavarlo. He de decir que tengo el pelo muy seco, ya no solo por el embarazo, que no me está afectando sólo a la piel, si no porque le hago de todo al pobre: alisado japonés, mechas, tinte todos los meses (tengo canas), planchas cada vez que me lavo el pelo… en fin, una serie de factores que hacen que tenga el pelo más castigado. Me encantó el olor y le pregunté qué era. Me dijo que era aceite de argán y que funcionaba muy bien en cabellos como el mío, porque era un aceite muy hidratante y regenerador. Total, que me lo llevé. Cuesta unos 21 euros y el bote tiene un tamaño de 100 ml.

Me comentó que no me aplicara cremas ni mascarillas ni nada en el pelo, sólo el champú, y que, tras secarlo un poco, aplicara el producto sobre el cabello mojado y lo peinara. Si veía que el cepillo se resistía, que aplicara un poco más.
La primera vez que lo utilicé, tuve que echarme muchísimo producto, no había manera de desenredar el pelo, pensé que no me iba a salir rentable como tuviera que echarme tanto aceite cada vez que me lavara el pelo. Pero la siguiente vez que me lo lavé, tuve que echarme bastante menos cantidad. Ahora lo que hago es secar un poco el pelo, para quitar el exceso de agua, aplicar el producto bien de medios a puntas (en la raíz no es recomendable echarlo) y dejarlo secar un poco, para que actúe bien. Después me cuesta poquísimo peinarme, aun con mi pelo rizado, que siempre se enreda mucho más.
El pelo no queda grasiento en absoluto, queda suelto, brillante y nutrido. Yo tengo que pasarme las planchas una vez que el pelo está seco (que también hablaré de ellas porque son lo mejor que he comprado y hecho en mi vida para el alisado) y, cuando he terminado, me queda con muchísimo movimiento y un olor estupendo.
Totalmente recomendable para quien tiene un pelo seco y quiere hidratarlo un poco.

Rituals

Estas navidades he descubierto esta tienda, que me ha encantado. En ella podemos encontrar todo tipo de productos para cuidar nuestra piel y cabello, totalmente naturales,  hipo alergénicos, sin alcohol ni detergentes. También tienen una sección de belleza, donde podemos adquirir maquillaje, limpiadores, cremas, etc., además de colonias e infusiones.  
Esta tienda ya la había visto en otras ocasiones, pues voy con bastante frecuencia a Xanadú, pero nunca me había decidido a entrar, porque creía que sería una tienda bastante cara. Esto fue otra de las cosas que me sorprendió, no sé si sería por la época en la que estábamos, pero los precios eran bastante buenos, sobre todo teniendo en cuenta la calidad del producto.
Con respecto a los productos para el cuidado diario de la piel, tienen (o al menos tenían preparados) una serie de paquetes con un poco de todo. En función de lo que quisieras conseguir, te aconsejaban  una gama u otra. Esto es, tenían una gama más revitalizante, otra más relajante, otra más para pieles grasas, etc. En mi caso, compré el paquete relajante (el ritual Sakura), me encantó el olor y la textura de la crema y, como era un regalo para mi madre, que es quien cuida a mi hija, pensé que era perfecto que tuviera un momento, un ritual para ella, en el que poder relajarse. La crema tiene leche de arroz y flor de cerezo y, de verdad, el olor es increíble e hidrata muchísimo. El paquete era el siguiente:
Contiene: exfoliante para manos, un bálsamo de manos reparador (especial para manos muy secas), crema hidratante, exfoliante corporal, gel de baño (en gel, es increíble, te echas un poco en la mano y cuando te lo pasas por el cuerpo se vuelve espuma, con muy poca cantidad tienes muchísimo producto), champú para el pelo y un par de muestras, pero no recuerdo qué eran.
Aprovechando que tenían una promoción muy buena, le compré también un paquete a mi padre. No sabía yo si le iba a gustar, porque no es mucho de cremas y demás, pero después de probarlo, está totalmente encantando, de hecho, he tenido que volver a comprarle alguna cosa más que quería. En el caso de mi padre, el paquete fue el siguiente:
Tenía también un gel de baño, con las mismas características que el del paquete para las mujeres, un exfoliante corporal en barro (una pasada, además el olor es muy neutro, así que podemos utilizarlo también nosotras en un momento dado), un exfoliante para la cara (a utilizar antes del afeitado) y un champú. Además, traía unas muestras de espuma de afeitado y crema para después del afeitado. Le gustaron tanto que para su cumpleaños (que ha sido el día 2 de este mes) le compré los productos asociados a las muestras.
De la tienda salí también con un producto para mi marido. En este caso, es un gel con efecto frío (se puede emplear antes o durante el baño) específico para deportistas. Este gel sirve para reactivar o mejorar la circulación, la sensación de cansancio o pesadez tras haber realizado un esfuerzo físico.
También compré un paquete de té moruno. Para la gente a la que le gusta el té, es ideal, porque una sola bolsa da para un litro de agua, así que cunde mucho. Los tienen también sin teína, más específicos para el final del día.
A la semana, volví con mi madre y me compré el kit reparador de manos. Con el embarazo, tenía las manos muy secas y agrietadas, me estaban saliendo heridas en los nudillos y me picaba muchísimo. Me recomendaron este kit porque era precisamente para manos muy castigadas. Contiene exfoliante y bálsamo reparador (igual que el que tenía el paquete que le regalé a mi madre, además, lo compré de la misma gama) y es realmente perfecto. El exfoliante sólo hay que darlo como máximo dos veces por semana (en caso de manos muy castigadas), pero el bálsamo se puede (y debe) echar al menos una vez al día, por la noche. Yo lo hago cada noche y también por las mañanas y he notado una mejoría increíble. Es más, si alguna mañana no me echo la crema (como ha ocurrido hoy), lo noto. Huele genial, la textura es increíble, se absorbe muy rápido, sin dejar sensación de tener las manos aceitosas (algo que odio) e hidrata muchísimo. ¡Es perfecta!
Para buscar algo más, la página web es: http://www.rituals.com/es-es.

martes, 10 de enero de 2012

El sueño de mi pequeña - Parte II

En la anterior entrada hablaba de cómo dormía mi hija hasta los seis meses. A partir de este momento empezó a cambiar su patrón de sueño. Yo había leído en algunos libros que era normal que un bebé comenzara a despertarse más veces a partir de los seis meses, pues comienzan a ser más “maduros” y necesitan saber que sus padres están cerca de ellos. Por eso, cuando mi hija comenzó con sus despertares nocturnos, yo estaba preparada.
Al principio se despertaba sólo una vez en toda la noche, eso sí, nunca se iba a dormir antes de las doce. A las siete y media teníamos que despertarla para llevarla a la guardería. Por tanto, dormía siete horas y media y, en ese tramo, se despertaba una vez. No estaba mal. Mi hija no ha sido nunca de dormir mucho. Cuando por estadísticas un bebé debía dormir 16 horas al día, mi hija dormía 12 o menos.
Con la guardería empezaron los catarros, que degeneraron en principio de bronquitis. Ella pasaba aún peores noches, teníamos que ponerle aerosoles con un montón de medicinas y, como se despertaba cada cinco o diez minutos, decidimos llevarla a nuestra cama, porque realmente para mi era agotador tener que estar levantándome cada poco tiempo para darle el pecho, que era lo único que la tranquilizaba.
Cuando dejó de ir a la guardería (estuvo sólo un mes, la sacamos porque estaba más tiempo en casa que en la guardería y yo no podía faltar tanto al trabajo) la cosa empezó a mejorar, tardó un tiempo (unos dos meses) en recuperarse del todo, pero empezó a tener mejores noches y a despertarse unas tres veces. Ese periodo, más o menos de los nueve meses al año, lo recuerdo relativamente tranquilo en lo que a las noches se refiere. Seguía durmiendo con nosotros (de hecho, sigue haciéndolo) pero se despertaba sin llorar, mamaba y volvía a dormirse, sólo tres veces. Eso sí, seguía sin irse a dormir antes de las doce. He de decir que durante el día, en esa época, ella se echaba dos siestas, una por la mañana y otra por la tarde, después de comer.
En un momento dado, aproximadamente en abril o mayo del año pasado, empezó a empeorar su sueño, se despertaba de ocho a doce veces, dormía muy inquieta, no paraba de moverse, de quejarse, etc.  No tenía una hora de irse a la cama definida, había días que se acostaba a las once y media, otros a las doce, otros a las diez y media, pero seguía despertándose a la misma hora, a las siete de la mañana, para ir a casa de mis padres. Esos meses, que se alargaron lo que pareció una eternidad, en realidad fueron cinco o seis.
Durante el verano, aunque seguía en su línea de despertares nocturnos, empezó a dormir sólo una vez durante el día y a dormirse más o menos a la misma hora, a las once y media aproximadamente. Su siesta variaba, había días que se dormía dos horas, otros hora y media e incluso algunos días le bastaba con quince minutos para cargar la pila y aguantar hasta la noche.
Después del verano, tuvo un mes o dos en los que se despertaba menos veces pero lo hacía durante dos o tres horas, es decir, empezaba a removerse y a protestar a las dos de la mañana y lo hacía de manera intermitente (cada diez o quince minutos) hasta las cuatro o las cinco.
Afortunadamente puedo decir que esas noches pasaron y que lleva un par de meses despertándose una, dos o, como mucho, tres veces. Es cierto que tiene noches peores, en las que se despierta algo más o bien llora mucho, pero esto ya son casos más excepcionales. Incluso puedo decir que en los últimos dos meses ha dormido en cuatro ocasiones “del tirón”, sin despertarse para tomar pecho, sin llorar, sin nada de nada, siete horas seguidas. Para nosotros es todo un logro.
Imagino que a medida que se vaya haciendo mayor empezará a dormir mejor por la noche, el sueño de los niños es algo que muchas veces no se puede controlar. ¿Cómo haces que un niño se duerma si no tiene sueño? Yo lo he intentando de mil maneras, y al final termina durmiéndose a la hora a la que lo habría hecho, así que ahora lo que hacemos es intentar estar lo mejor posible hasta que ella se va a dormir.
Ayer, por ejemplo, se despertó a las siete de la mañana (ya comenzamos la rutina después de estas fiestas), se durmió una siesta de una hora (de dos y media a tres y media) y hasta las doce menos cuarto no se durmió. Mi hija es de poco dormir, qué le vamos a hacer. Espero que su hermano nos de un poco más de margen en este sentido.

miércoles, 4 de enero de 2012

El sueño de mi pequeña - Parte I

Esta entrada la voy a dividir en dos partes, porque al menos en mi caso, el sueño de mi hija empezó a cambiar en un momento dado, así que en esta primera parte hablaré de cómo era su sueño desde que nació hasta que cumplió seis meses.
Recuerdo que me decían que aprovechara antes de que naciera mi hija para dormir, porque después no iba a tener muchas ocasiones de hacerlo. Es cierto que los primeros días, semanas o incluso meses, el sueño del bebé es muy peculiar. En el caso de mi hija, los primeros días, incluso diría que las dos primeras semanas, dormía tanto de día como de noche la mayor parte del tiempo. Se despertaba cada dos o tres horas para comer, mamaba y normalmente se quedaba dormida mientras comía, así que la metía en el capazo ya dormida y esperaba a que se despertara para volver a comer.
El tiempo que pasaba despierta era bastante poco y muy tranquilo. Pasadas esas dos primeras semanas, empezó a permanecer más tiempo despierta, ya podíamos estar con ella haciendo más cositas, observándola y demás. Tampoco se le puede pedir mucho a un bebé que acaba de nacer, pero ella empezaba a estar más despierta durante el día. Por las noches, seguía con su mismo patrón de sueño, se despertaba cada dos o tres horas, comía y la volvía a dejar en el capazo dormida. Era un gusto, afortunadamente, no ha sido una niña a la que tuviera que dar paseos para dormir o que llorara durante la noche.
Poco a poco comenzó a pasar más tiempo despierta durante el día y más tiempo dormida durante la noche. Durante el día, con mes y medio dormía siestas de media hora exacta (ni 29 ni 31 minutos, justo media hora, parecía que tenía un despertador interno) cada tres horas aproximadamente. Durante la noche empezó a aguantar cuatro y cinco horas. Con mes y medio o dos meses, dormía ya prácticamente del tirón. Pero es cierto que nos costaba que se durmiera por la noche y rara vez conseguíamos que estuviera en la cama antes de las doce o doce y media de la noche. Esto fue así hasta que cumplió los seis meses, más o menos.
Podíamos considerarnos unos padres afortunados, pues nuestra hija desde bien pequeñita, dormía toda la noche, sin despertarse. Es cierto que durante el día dormía muy poco, pero bueno, al menos las noches las tenías para descansar y recuperarte.
Al cumplir los seis meses, dormía desde las doce o doce y media hasta las ocho y media fácilmente, sin despertarse. Durante el día dormía cada tres o cuatro horas una siestecita de media hora, esto es, a las doce y media o la una era su primera siesta; a las cuatro y media o las cinco la segunda y la última a las siete y media o por ahí, más o menos, no eran unos horarios muy definidos, la verdad.
Yo me incorporé a trabajar cuando ella tenía seis meses y medio y fue en esas fechas cuando comenzó a despertarse alguna que otra vez por la noche, pero de manera ocasional, quizá una vez un día, luego tenía dos o tres días que no se despertaba y el cuarto se despertaba dos veces. Esto fue el comienzo del cambio total en el sueño de mi hija, pero esto irá en una segunda parte.