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martes, 10 de enero de 2012

El sueño de mi pequeña - Parte II

En la anterior entrada hablaba de cómo dormía mi hija hasta los seis meses. A partir de este momento empezó a cambiar su patrón de sueño. Yo había leído en algunos libros que era normal que un bebé comenzara a despertarse más veces a partir de los seis meses, pues comienzan a ser más “maduros” y necesitan saber que sus padres están cerca de ellos. Por eso, cuando mi hija comenzó con sus despertares nocturnos, yo estaba preparada.
Al principio se despertaba sólo una vez en toda la noche, eso sí, nunca se iba a dormir antes de las doce. A las siete y media teníamos que despertarla para llevarla a la guardería. Por tanto, dormía siete horas y media y, en ese tramo, se despertaba una vez. No estaba mal. Mi hija no ha sido nunca de dormir mucho. Cuando por estadísticas un bebé debía dormir 16 horas al día, mi hija dormía 12 o menos.
Con la guardería empezaron los catarros, que degeneraron en principio de bronquitis. Ella pasaba aún peores noches, teníamos que ponerle aerosoles con un montón de medicinas y, como se despertaba cada cinco o diez minutos, decidimos llevarla a nuestra cama, porque realmente para mi era agotador tener que estar levantándome cada poco tiempo para darle el pecho, que era lo único que la tranquilizaba.
Cuando dejó de ir a la guardería (estuvo sólo un mes, la sacamos porque estaba más tiempo en casa que en la guardería y yo no podía faltar tanto al trabajo) la cosa empezó a mejorar, tardó un tiempo (unos dos meses) en recuperarse del todo, pero empezó a tener mejores noches y a despertarse unas tres veces. Ese periodo, más o menos de los nueve meses al año, lo recuerdo relativamente tranquilo en lo que a las noches se refiere. Seguía durmiendo con nosotros (de hecho, sigue haciéndolo) pero se despertaba sin llorar, mamaba y volvía a dormirse, sólo tres veces. Eso sí, seguía sin irse a dormir antes de las doce. He de decir que durante el día, en esa época, ella se echaba dos siestas, una por la mañana y otra por la tarde, después de comer.
En un momento dado, aproximadamente en abril o mayo del año pasado, empezó a empeorar su sueño, se despertaba de ocho a doce veces, dormía muy inquieta, no paraba de moverse, de quejarse, etc.  No tenía una hora de irse a la cama definida, había días que se acostaba a las once y media, otros a las doce, otros a las diez y media, pero seguía despertándose a la misma hora, a las siete de la mañana, para ir a casa de mis padres. Esos meses, que se alargaron lo que pareció una eternidad, en realidad fueron cinco o seis.
Durante el verano, aunque seguía en su línea de despertares nocturnos, empezó a dormir sólo una vez durante el día y a dormirse más o menos a la misma hora, a las once y media aproximadamente. Su siesta variaba, había días que se dormía dos horas, otros hora y media e incluso algunos días le bastaba con quince minutos para cargar la pila y aguantar hasta la noche.
Después del verano, tuvo un mes o dos en los que se despertaba menos veces pero lo hacía durante dos o tres horas, es decir, empezaba a removerse y a protestar a las dos de la mañana y lo hacía de manera intermitente (cada diez o quince minutos) hasta las cuatro o las cinco.
Afortunadamente puedo decir que esas noches pasaron y que lleva un par de meses despertándose una, dos o, como mucho, tres veces. Es cierto que tiene noches peores, en las que se despierta algo más o bien llora mucho, pero esto ya son casos más excepcionales. Incluso puedo decir que en los últimos dos meses ha dormido en cuatro ocasiones “del tirón”, sin despertarse para tomar pecho, sin llorar, sin nada de nada, siete horas seguidas. Para nosotros es todo un logro.
Imagino que a medida que se vaya haciendo mayor empezará a dormir mejor por la noche, el sueño de los niños es algo que muchas veces no se puede controlar. ¿Cómo haces que un niño se duerma si no tiene sueño? Yo lo he intentando de mil maneras, y al final termina durmiéndose a la hora a la que lo habría hecho, así que ahora lo que hacemos es intentar estar lo mejor posible hasta que ella se va a dormir.
Ayer, por ejemplo, se despertó a las siete de la mañana (ya comenzamos la rutina después de estas fiestas), se durmió una siesta de una hora (de dos y media a tres y media) y hasta las doce menos cuarto no se durmió. Mi hija es de poco dormir, qué le vamos a hacer. Espero que su hermano nos de un poco más de margen en este sentido.