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viernes, 1 de junio de 2012

Chuparse el dedo


Mi hijo de 21 días se ha chupado en varias ocasiones su dedito gordo y a mi me ha dejado alucinada. Aunque no sé por qué, pues ya en la barriga se chupaba el dedo. Cuando fuimos a hacernos la ecografía 4D ya le vimos hacerlo. La ginecóloga nos comentó que era algo raro que, siendo tan pequeño (26 semanas), pudiera llevarse el dedo a la boca, que eran muchos los que lo intentaban pero no todos lo conseguían. Mi hija tardó dos meses en llevarse el dedo pulgar a la boca y chuparlo, se ve que el pequeñajo es más adelantado en esto, jeje.

Pero, ¿por qué se chupan los bebés el dedo?

Esto resulta muy divertido cuando son pequeñitos, pero llega un momento, cuando ya tienen cuatro o cinco meses, en el que los comentarios que nos pueden llegar a hacer nuestros conocidos (y los que no lo son tanto, desgraciadamente) quizá nos resulten molestos. Se pasará de un “mira, qué gracioso, cómo se chupa el dedo” a “¡¡¡¿¿¿Pero se chupa el dedo???!!! Madre mía, pues no es nada bueno, ponle un chupete”.

Todos los bebés, cuando nacen, tienen el reflejo de succión muy fuerte. Esta necesidad deja de ser tan fuerte alrededor del octavo mes, por tanto, a esa edad, los niños que se chupan el dedo suelen dejar de hacerlo. Ahora bien, hay otros niños que siguen chupándose el dedo hasta que son más grandecitos.  Y el hecho de ponerles un chupete no garantiza que el niño no se chupe también el dedo.

Cuando un bebé está siendo amamantado y no utiliza otros sustitutivos del pecho (como el chupete) lo normal es que demande más veces para suplir este reflejo. Os comento que hay dos tipos de succiones, la succión nutritiva y la no nutritiva.

La succión nutritiva es aquella que alimenta al bebé, aquella en la que el bebé está recibiendo alimento y lo hace conscientemente, bien porque tiene hambre o sed.

La succión no nutritiva es aquella en la que el bebé no se está alimentando y sólo accede al pecho para calmarse, para estar cerca de mamá, para dormir… en fin, para todas estas acciones que no implican alimentarse.

Ambos tipos de succión son buenas para mantener y aumentar la producción de leche, así que si nuestr@ hij@ se chupa el dedo, podemos ponerle tranquilamente en el pecho, es bueno para el bebé y es bueno para nosotras. Lo que no debemos hacer es quitarle el dedo de la boca, pues cuanto más se lo quitemos, más querrá el llevárselo a la boca. Y, como decía al principio, es algo totalmente normal que suele desaparecer alrededor del octavo mes.

En mi caso, no quise ponerle chupetes a mi hija ni voy a ponérselos a mi hijo. Con mi hija, tuve muchos problemas con la lactancia y lo último que quería era que la cosa se complicara de nuevo si le ponía un chupete (la forma de succionar el pecho es diferente a la que se emplea para el chupete y eso, en ocasiones y si la lactancia no está bien establecida, puede confundir al bebé y terminar haciendo daño a su madre al intentar mamar igual que chupa el chupete) y con mi hijo directamente no lo voy a utilizar, aunque no tengo problemas con el pecho, realmente no es algo que vea necesario. Al fin y al cabo, el chupete no deja de ser una imitación del pecho y, si yo el doy teta, ¿para qué quiero un chupete? Además, todo el tiempo que el bebé está con el chupete es tiempo que no succiona el pecho (ya sea succión nutritiva o no) y, por tanto, se pierden muchas oportunidades de seguir produciendo leche.

Con respecto al daño que pueda llegar a ocasionar en la boca, si es peor el dedo o el chupete, hay muchas opiniones al respecto. Lo que sí puedo decir es que mi hija a los ocho meses dejó de chuparse el dedo. Quizá si hubiera utilizado un chupete, todavía seguiría con él. De todas formas, creo que los posibles problemas que puedan derivarse de chuparse el dedo o de utilizar el chupete dependerán también de cada niño. Por ejemplo, yo estuve tomando biberón hasta los seis años (que se dice pronto) y no he tenido nunca problemas con la dentición, es más, siempre he ido más adelantada que el resto de las niñas de mi edad, no tengo los dientes torcidos ni he necesitado aparato.

Chuparse el dedo es algo natural en los bebés, así que no nos agobiemos demasiado con ello y disfrutemos viéndoles en un gesto tan divertido J

miércoles, 30 de mayo de 2012

Tutores legales


He tenido el blog un poco abandonado este último mes, porque hace 19 días fui de nuevo mamá. Mi niño vino al mundo el 11 de mayo y desde ese día sólo he tenido tiempo para él y para su hermana. Pero no quería dejar pasar la ocasión de hablar de un tema en el que llevo pensando un tiempo, en concreto desde que me quedé embarazada de mi hijo: los tutores legales.

Por regla general nadie piensa que vaya a sucederle algo, pero cuando se tienen niños menores, hay que intentar tener todo bien atado para evitarles a ellos todos los problemas posibles si algo malo llega a ocurrirle a los padres.

Hoy en día, si los menores no están desamparados ni dependen de una persona mayor de edad con alguna deficiencia, en realidad los tutores legales carecen de sentido. Éstos entran en juego cuando los dos progenitores fallecen o bien se encuentran en una situación en la que no pueden tomar decisiones coherentes. Sin embargo, el establecimiento de unos tutores legales sólo puede hacerse mediante testamento o documento notarial. Esto es, tenemos que acudir a un notario para gestionar este trámite.

En muchas ocasiones, existen malas relaciones con algunos miembros de la familia y no queremos que ellos puedan tener algún tipo de poder sobre nuestros hijos. Lo primero que me ha dicho la abogada con quién he consultado este tema es que los familiares no pueden quedarse con los niños tan alegremente si nosotros fallecemos, a no ser que vayan por vía judicial y demuestren (porque hay que demostrarlo y eso no siempre es fácil) que ellos son las personas indicadas para quedarse con nuestros hijos.  Sin embargo, ¿por qué dejar esto al aire si puede solucionarse de una manera fácil y rápida a través de un testamento?

Los tutores legales tienen el deber de proporcionar alimento y una educación integral a nuestros hijos, así como protegerlos y velar por sus intereses. Además, no pueden internarles en sanatorios o cualquier otra institución ni vender sus bienes sin un permiso judicial. Por tanto, quedan bastante protegidos. Sin embargo, las personas que nombremos tutores legales pueden, llegado el momento, renunciar a esta tutela.

Hay que tener en cuenta que los tutores legales sólo sirven cuando los dos padres fallecen, por tanto, si se está divorciada, no se puede establecer ningún tutor. Si el progenitor que tiene la custodia fallece, ésta pasa automáticamente al otro progenitor vivo. Nada se puede hacer en esos casos aunque nos llevemos fatal con nuestra ex pareja y su familia.

La tutela legal finaliza cuando los tutelados adquieren la mayoría de edad o fallecen.

Creo que hacer testamento y establecer unos tutores legales cuando se tienen hijos menores de edad es algo que todos deberíamos hacer, pues nunca se sabe y tener estas cosas establecidas seguramente facilite mucho todo. Aún me queda saber cuánto cuesta aproximadamente el hacer testamento, pero según me ha dicho la abogada, podrían ser unos 40 euros cada uno, 80 en total, un importe que se puede asumir.

Nunca se sabe qué es lo que pasará en un futuro, aunque ahora todas las relaciones parezcan buenas, pueden llegar a torcerse en un momento dado. ¿Nos gustaría que lo que más queremos en el mundo, nuestros hijos, puedan llegar a quedar en manos de gente que no es la más indicada?