- Ingredientes:
Huevo.
Ajo.
Perejil.
Pan rallado (o la miga del pan o pan bimbo).
Puerro.
Zanahoria.
Calabacín.
Tomate triturado.
Harina.
- Preparación:
Dejamos la mezcla un rato en la nevera para que la carne se impregne bien del resto de ingredientes. Si lo hacemos la noche anterior sabrá aun más.
Hacemos unas bolitas con la masa y las enharinamos un poco. Las freímos en aceite y, una vez que estén doradas por fuera (no hace falta que se hagan por dentro en este paso), las sacamos a un plato con papel de cocina para retirar el exceso de grasa.
Sofreímos el puerro picado pequeño, la zanahoria y el calabacín (en realidad, podéis echarle las verduras que más le gusten a vuestros hijos). Cuando esté todo blandito, agregamos un bote de tomate triturado o dos (en función de la cantidad de salsa de tomate que queramos). El tomate triturado es un poco ácido, así que hay que agregarle un pelín de azúcar, pero muy poquita. Podemos añadir un poco de sal también y alguna especia (orégano, albahaca, van genial con la salsa de tomate).
Añadimos las albóndigas y dejamos que todo se haga durante media hora aproximadamente o hasta que las albóndigas y el tomate estén cocinados.
Mi hija suele comerse cinco buenas albóndigas, pero con esta cantidad me salen un par de raciones más que congelo. Las saco el mismo día que quiero que las coma y ¡¡listo!!